La investigación de la menor de 16 años desaparecida el lunes en Ponferrada (León), había dado un giro de 180 grados en las últimas horas. De las pesquisas policiales se desprendía que la joven estaba "viva". Así lo señalaban fuentes cercanas a la investigación a Libertad Digital poco antes de que la encontraran "en perfecto estado", "en un segundo domicilio que su familia tiene en el municipio gallego de Foz (en Lugo)".
"El dispositivo desplegado por Policía Nacional, en colaboración con Policía Local, Guardia Civil, GEO, etcétera, nos ha llevado a descubrir que no estaba en el río Sil, como se pudo pensar", señalan fuentes policiales consultadas tras la localización de la joven. Concluyeron que la mochila que un vecino encontró el día de los hechos en las inmediaciones del parque de la Concordia, con su móvil en el interior, "la dejó ella misma en la orilla del río Sil".
Entre sus pertenencias también hallaron una nota que "no es de despedida, pero en la que ella comunica su malestar", nos comentaba otra fuente cercana a la investigación. Por otra parte, en su ordenador encontraron información que ha sido relevante para su localización. Encajaba con la proporcionada por los avistamientos de los que habían tenido conocimiento y a los que dieron credibilidad porque "los confirmaron las grabaciones de las cámaras de seguridad".
En todo momento, los investigadores han querido ser prudentes para no provocar en la joven ninguna "reacción inesperada o indeseada". De ahí que se limitaran a decir que la situaban "en dirección a Galicia, en el entorno del Camino de Santiago" y que confiaban en que fuera "localizada pronto", cuando ya habían seguido sus pasos hasta Lugo. Los últimos hallazgos tranquilizaron a la familia de la menor, que temió lo peor cuando tuvo constancia de la desaparición.
Una investigación tensa
La chica nunca se había escapado de casa -según le transmitieron sus padres a la policía- y parecía poco probable que ella -con 16 años- se hubiera deshecho de su teléfono voluntariamente. Las fuentes policiales con las que pudo hablar el martes este periódico, tildaban la situación de preocupación "máxima". Y llegaron a reconocer que se trataba de una desaparición "inquietante, muy inquietante".
Cabe recordar que inicialmente las labores de rastreo se centraron en el entorno del río Sil, donde un transeúnte halló su mochila. El temor era que su cuerpo pudiera encontrarse en el agua, bien porque ella misma se hubiera tirado o porque alguien le hubiera hecho algo y después se hubiera deshecho así de su cadáver. Afortunadamente, este miércoles se ha resuelto el caso con el mejor desenlace posible.
En el día de ayer, los investigadores ya tenían la certeza de que la desaparición había sido voluntaria. De ahí que decidieran ampliar el radio de búsqueda a medida que fueron avanzando las pesquisas. Se tomó declaración a su entorno más cercano y se revisaron sus pertenencias minuciosamente. De manera que los datos aportados por las distintas actuaciones abrieron nuevas líneas de investigación, más halagüeñas que las primeras.