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La mujer del exvicepresidente británico: "Si hubiera hecho lo de Begoña Gómez me habrían quemado en Trafalgar Square"

Miriam González dice que España no tiene una oficina de ética ministerial como la británica y que Sánchez no se ha preocupado en legislar el tema.

Miriam González dice que España no tiene una oficina de ética ministerial como la británica y que Sánchez no se ha preocupado en legislar el tema.
El exviceprimer ministro británico, Nick Clegg, y su esposa Miriam González, durante un funeral de Estado. | Cordon Press

La polémica generada en torno a la actividad profesional de Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, y la decisión de un juzgado de Madrid de abrir diligencias previas para estudiar una denuncia por tráfico de influencias ha generado una polémica que va más allá de las fronteras españoles. Lo cierto es que ha convertido las dudas sobre la actividad profesional de la mujer del presidente español es un debate internacional.

El diario Financial Times, uno de los más prestigiosos del Reino Unido, publicó el pasado domingo un artículo al respecto firmado por Miriam González Durántez, que es abogada internacional y fundadora de España Mejor, pero que sobre todo tiene experiencia personal en este tema porque es mujer de Nick Clegg, quien fuera viceprimer ministro británico entre mayo de 2010 y mayo de 2015.

La esposa de Clegg se muestra clara en que "hay pocas dudas de que hay una apariencia de irregularidad" y todo debido a que "(Begoña) Gómez supuestamente haya escrito cartas de apoyo a empresas en licitaciones para fondos públicos y que (Pedro) Sánchez no se abstenga de tomar decisiones relacionadas". Un hecho que a su juicio no habría pasado en Reino Unido, debido a que tienen una oficina dedicada a controlarlo.

"Si Gómez fuera la esposa de un primer ministro británico, las acusaciones habrían sido resueltas fácilmente por la Oficina de Propiedad y Ética según el código de ética ministerial del Reino Unido. Como ocurrió con Cherie Blair, o incluso conmigo misma, la Oficina de Propiedad habría garantizado que existiera un sistema preventivo para inhibir al primer ministro de cualquier decisión que pudiera ser directa o indirectamente relacionado con el trabajo de su esposa", explica.

Miriam González critica que en España "no tenemos una Oficina de Propiedad y Ética con credibilidad y fuerza. En cambio, tenemos una Oficina de Conflictos obsoleta cuya falta de independencia y autonomía es criticada por la UE y el Consejo de Europa año tras año". Algo por lo que critica al propio presidente español: "Sánchez culpa a la oposición y a la extrema derecha de la presión pública sobre su esposa. Pero también debería culparse por no haber puesto en marcha un sistema que la hubiera protegido".

La mujer del expresidente británico también ha hablado sobre la situación provocada por las diligencias previas abiertas por un juzgado en los medios de comunicación españoles. Este mismo martes ha sido entrevistada en el programa Espejo Público de Antena 3 Televisión. Y ahí ha sido mucho más directa de lo que había sido el domingo en el Financial Times.

Preguntada específicamente por cómo valoraba el hecho de que Begoña Gómez hubiese firmado cartas de recomendación para una empresa que se presentaba a un concurso público con el Gobierno y que, a la vez, estaba financiando el máster que codirigía la propia Begoña Gómez en la Universidad Complutense de Madrid, ha asegurado que a ella la habrían quemado en una plaza pública.

"Me parece que ahí se produce una apariencia de conflicto de intereses. Suena a algo que tenían que haber tratado antes y que se la tenía que haber indicado antes lo que puede o no puede hacer. Yo te puedo asegurar que si yo hubiese hecho eso cuando mi marido era vicepresidente del Gobierno británico pues seguramente me hubieran quemado en la plaza pública de Trafalgar Square", ha dicho la esposa de Nick Clegg.

En esta línea, ha explicado que le llamaron desde la administración británica el día después de que se firmase el gobierno de coalición en el que participó su marido para dejarle claras las cosas: "Nos sentaron a Nick y a mí y nos dijeron que, como yo era abogado, me iban a poner un sistema en el que yo tenía que comunicar con qué empresas contactaba, no sólo cuáles eran clientes sino clientes potenciales y así nosotros como administración retiramos a tu marido de cualquier tipo de decisión que puede afectar directa o indirectamente a esas empresas".

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