El Mundo
"Puigdemont reaparece en Barcelona después de 2.475 días huido de la Justicia, da un discurso televisado y vuelve a desaparecer". Lo nunca visto, que no pare el espectáculo. Antonio Lucas se descojona, como todo el mundo. "Como el asunto es de absoluta gravedad planteo preguntas y reflexiones robustas sobre el regreso de Carles Puigdemont a Cataluña. ¿Dónde y qué habrá desayunado este hombre? ¿Estará pactada la hora de la detención? ¿Le permitieron pasar por Girona a echar besos al aire o al río? ¿A qué hora salió de Waterloo y quién se enteró primero, Josep Rull o el CNI? ¿A qué ha venido? ¿Tendrá huevos a escaparse de nuevo? Qué cosas". "Puigdemont anda suelto por ahí. Houdini, dicen. Ya quisiera: un raterillo". Con la policía de su parte, no hay que quitarle méritos.
"La presunta detención de Puigdemont es uno de los entremeses más divertidos del año. Trae rumor a chiste de Gila. Un hombre que viene dispuesto a escenificar su calvario (que incluye un servicio temporal de cárcel) y se fuga delante de los Mossos de Esquadra es un espectáculo apoteósico. España está en un momento admirable. Somos gente de fiar". Lo que nos hemos buscado. Lo que hemos votado. ¿Y dónde anda Markaska?
"Ahí lo llevas, Pedro Sánchez. Amnistía, amnistía. Esto es tu socio. Tomad y comed todos de él porque su nueva fuga es parte del circo y se está descojonando de vosotros. (Seguiremos ampliando). Hacía jueves que no lo pasábamos tan bien. Pena de Estado". A la mierda el Estado, con los buenos ratos que nos está procurando.
"Esta es la normalidad prometida, una nueva normalidad, por ser precisos, no la normalidad normal", se parte Rafa Latorre. "Una de las grandes mentiras es que Carles Puigdemont se le fugó al Gobierno de Rajoy, sencillamente porque sobre él no pesaba una orden de detención. Ahora sí, y ha hecho algo peor que fugarse, ha montado un escenario en Barcelona, ha convocado allí a la prensa, ha entrado por su propio pie, ha pronunciado su discurso y se ha esfumado. Impunemente. La comparación con el dispositivo que se montó contra Nacho Cano, ese supervillano, desata una risa nerviosa. El Estado ya sólo se guía, sin disimulos, por la lógica de amigo-enemigo del PSOE". Otro relato que se le cae al payaso de Sánchez.
El País
"Los Mossos desactivan la Operación Jaula para buscar a Puigdemont". Jauja, más bien. El sesudo Xavier Vidal Folch dice que "hasta aquí ha llegado la leyenda Puigdemont". Pero todavía no le han detenido, cuando este ultra escribe esto." Arraiga la leyenda Puigdemont en la urdimbre de tres personajes míticos. Hereda del mago Houdini, aquel maestro del escapismo que se zafaba de ataduras, cadenas y esposas una singular habilidad táctica. Ducha en adaptarse al cambio de rasante con vericuetos retóricos que parecen obedecer a designios del Viejo Testamento: aunque cohabite con una impenetrabilidad u oscuridad estratégica que suele desconcertar. Un cóctel que irrita graciosamente a la pléyade de comentaristas del nacionalismo español más rancio, incapaz de glosarlo con condimento distinto a la zafiedad o el insulto". Sí, en la cara de tu Amo.
"No es verosímil que Puigdemont pretenda ungir con corona de espinas el digamos martirio sufrido, nadie se lo exige. Parece más bien que ha quedado atrapado por sus propias promesas. Juró su retorno como palanca electoral para recuperar el cetro de la Generalitat, y ahora, una vez perdido en buena lid, no disponía de otra salida honrosa alternativa para incumplir lo anunciado. Como se ha dicho de Houdini, quedó atrapado en su cuerda".
"Lo más lesivo para esta leyenda declinante, aunque de intenso colorido, es un efecto que muchos celebrarán: su desplome rubrica que la unidad independentista, señuelo que esgrimió en su intento por recuperar el poder, ha quedado del todo desarticulada. Al dirigir su última procesión contra un pacto de sus antiguos mayordomos republicanos con los sempiternos rivales socialistas, el propio Cid de Waterloo sepulta con siete llaves el féretro del procés". Están que rabian, los siervos de Sánchez.
ABC
"Legó, habló y se fugó". Ya tenía experiencia. "Apenas eran las ocho de la mañana y ya aparecían los primeros entusiastas. Y aunque no llegarían a ocupar más de la mitad del paseo Lluís Companys (y con holgura, solo hasta poco antes de la entrada de TSJC era más densa la afluencia y dificultosa la deambulación entre el público) hay que reconocerles el esfuerzo en cuanto a merchandising (gorras, banderas, mochilas, camisetas, bandoleras…), todo ello con gran variedad de lemas: del clásico y directo «independencia» al ansiosamente voluntarioso «Fem curt el camí: independencia ya», pasando por el muy juanarrivista «Puigdemont somos todos». Un padre sujetaba al chaval mientras este se encaramaba a una farola para amarrar el extremo de una gran pancarta en la que se podía leer «Puigdemont, el nostre president». Cerca, un policía le observaba y creo que ha estado más cerca de ser detenido hoy el adolescente que el propio fugado", cuenta Rebeca Argudo.
"Yo, que confío en las Instituciones, pensaba que, fiel a su afición por el trilerismo y embuste, nos tendría el expresidente mirando al espectáculo audiovisual mientras él se entregaba discretamente. Soy una optimista, lo sé. Pero no. A las nueve de la mañana, hora zulú, y entre los gritos entusiastas de convencidos separatistas vestidos de fiesta grande y república inmediata, ha tenido lugar el advenimiento". Por un ratito.
"Para los constitucionalistas ha sido el inicio de un espectáculo de prestidigitación (y humillación del Estado de Derecho) difícilmente comprensible: como en las pelis de robos en bancos, Puigdemont iba a desaparecer ante nuestras narices y las de todo el despliegue policial". Jaja, jaja. Nadie le puede negar que tiene su gracia.
Vozpopuli
"La detención de un mosso desata las sospechas de una infiltración policial en la huida de Puigdemont". El editorial se pone serio. "Una humillación a la Justicia. Una burla al Estado de derecho. Un ultraje a la Nación. Pedro Sánchez ha consentido que el retorno de Carles Puigdemont, prófugo desde hace 2.500 días, haya derivado en un inconcebible esperpento, tan inopinado como indigno. El delincuente más reclamado por los tribunales se permitió el lujo de protagonizar un mitin anunciado con 24 horas, en pleno corazón de Barcelona y ante un despliegue policial de primer orden sin sufrir contratiempo alguno". Es más, se ha pirado dando un show de los buenos.
"El líder de Junts se encaramó en un atril primorosamente dispuesto con la colaboración del Ayuntamiento socialista ante la inacción clamorosa de los Mossos d'Esquadra, que mostraron la misma pasividad que en la jornada del referéndum ilegal de 2017. Las excusas al respecto difundidas por la Consejería de Interior hablaban de que cualquier tipo de intervención en ese momento habría derivado en una reacción violenta por parte de los concentrados, con grave riesgo para la integridad de las personas. Montaron luego una 'operación jaula' con el inequívoco objetivo de escenificar la búsqueda de un evadido en paradero no tan desconocido". Debería dejar la política y dedicarse al cine.
"La única explicación razonable a cuanto ha sucedido en estas horas aún sin solución, pasa por la inevitable sospecha de un pacto entre la Moncloa y Puigdemont, con la anuencia del Gobierno de la Generalitat, para dar satisfacción al fugado y evitar así cualquier intento de boicot a la ceremonia de investir a Illa como president". Se ha burlado de todos, pero sobre todo, de Sánchez. Ese Puchi.