Los barones del Partido Popular tomaron de forma casi unánime la palabra al término del discurso de Mariano Rajoy. Lo hicieron principalmente para aplaudirle, pero también para poner de manifiesto su preocupación ante las revelaciones judiciales y periodísticas sobre Luis Bárcenas. Muy aplaudida fue la intervención de Luisa Fernanda Rudi: "Luz y taquígrafos, y que nadie juegue en solitario", reclamó la presidenta de Aragón, que -muy emotiva- recordó la historia del PP y quiénes ya no están porque han defendido sus ideales en el País Vasco. "Se está mancillando el nombre de este gran partido", se lamentó Alicia Sánchez Camacho, que llamó a darle solución.
En plata habló José Antonio Monago: como la situación siga así, expuso, "vamos a tener más crisis de vocación que la Iglesia", comentó, ante el única carcajada de la reunión. Esperanza Aguirre aseguró ante Rajoy que las "crisis son oportunidades", si bien también le mandó un recado a Alberto Ruiz Gallardón alertando de la lentitud de la Justicia y de cómo esto provoca indefensión para el PP.
Varios, como el andaluz Juan Ignacio Zoido, le pidieron una reacción contundente ante el PSOE y su proclamada ofensiva judicial y parlamentaria. "Me duele que sean los socialistas quienes intenten darnos lecciones", le acompañó el murciano Ramón Luis Valcárcel, también con un discurso muy sentido. El sentir general lo resumió, en una frase, Alberto Núñez Feijóo: "En el PP no caben pillos".
No estuvieron en la reunión Antonio Basagoiti, que tuvo un encuentro con el ministro de Exteriores, y José Ramón Bauzá, de visita en Marruecos junto a una delegación de empresarios baleares para abrir mercado en el citado país.