El presidente cree que no hay motivos para esconderse. Más al contrario, que existe un "discurso" claro sobre las tres cuestiones -economía, Cataluña y corrupción- que centran la atención de la opinión pública y, en consecuencia, los suyos tienen armas suficientes para dar la batalla. "Tenemos que hablar más", reclamó, y "trabajar para ocupar todos los espacios". Lo que no prevé, tal y como avisó un día antes desde París, es conseguir el obligado impulso político mediante un cambio de nombres.
Así, y por primera vez, el mensaje no iba destinado exclusivamente a los miembros del partido. Ante el Comité Ejecutivo, Mariano Rajoy también exigió a sus ministros y resto de miembros del gabinete que se pongan manos a la obra: "debemos incrementar la actividad del PP y del Gobierno", incidió. Hasta la fecha, en Moncloa daban a entender que los platós de televisión y tertulias de radio eran cosa de Génova. Y dirección nacional y diputados llevaban ya un largo tiempo protestando.
Ahora, Rajoy da la orden de movilización general al tiempo que todas las encuestas advierten del desgaste enorme del PP y el auge de Podemos. De hecho, ya no se esconde la necesidad de dar réplica dialéctica a la formación de Pablo Iglesias y desde hace semanas se prepara especialmente a los cargos que ya empiezan a ir a las tertulias. Como ejemplo de implicación, María Dolores de Cospedal irá este mismo sábado a La Sexta.
Lo que no queda claro es que el propio Rajoy se vaya a implicar. Ausente en radios y televisiones, el Senado informó, prácticamente minutos después de la orden dada a puerta cerrada en la sede nacional, de que el presidente no tiene previsto someterse al control de la oposición este mes de diciembre. Sí parece seguro que comparezca en rueda de prensa tras el último Consejo de Ministros del año.
La petición de Rajoy a ministros y altos cargos llegó tras un pormenorizado análisis de la situación económica -los datos, proclama, confirman la recuperación- seguido del mensaje ya consabido sobre el desafío separatista y la lacra de la corrupción. Además de en los medios, el presidente pidió la elaboración de más actos del partido, que a partir de enero se repetirán prácticamente todos los fines de semana. Y, en este sentido, avanzó una mayor presencia en Cataluña, en la que también involucró al Ejecutivo. En otras palabras, cumplir con la petición de Alicia Sánchez Camacho de que el Estado recupere presencia en la región. Una defensa del modelo vigente que tendrá varios formatos y también se llevará a cabo en otras comunidades.
Convención nacional en enero
El pistoletazo de salida para la precampaña se dará los días 24, 26 y 26 de enero, cuando está previsto que se celebre la convención nacional. Será en Madrid y para entonces ya se sabrán los cabezas de cartel de algunas plazas electorales, según fuentes de la dirección. De hecho, Rajoy podría utilizar las fechas navideñas para tomar decisiones. En rueda de prensa, la secretaria general dijo que ya se están realizando los trabajos oportunos -esto es, la nueva oleada de encuestas ya está en marcha- y que no se descarta a nadie. Se le preguntó en concreto por Esperanza Aguirre y Alberto Fabra, pero echó balones fuera. "Tenemos la posibilidad de elegir entre muchas personas. No hay una única opción y en esa tarea estamos ahora", esquivó.
La presentación de los candidatos autonómicos y locales -que no la designación- se realizará en febrero, en una fecha todavía sin concretar. La cuestión centró buena parte de la comparecencia de Cospedal: "en el PP es más importante el programa que el candidato, siempre hemos actuado igual", es lo más que dijo.
En su análisis y ante un auditorio con muchas ausencias -los barones autonómicos cada vez faltan más a la reunión del Comité Ejecutivo-, Rajoy reiteró que el votante descontento del PP amaga con quedarse en casa pero no busca refugio en otro partido. Y de ahí que los estrategas de Génova trabajen en un discurso más patriótico -para contrarrestar las críticas sobre falta de contundencia ante Artur Mas- y que se insista en que no habrá contemplaciones ante el corrupto. Sin ir más lejos, Cospedal sacó pecho ante los cargos del número de dirigentes manchados por corruptelas sin carnet del partido por orden del Comité de Derechos y Garantías. El presidente sólo hizo una salvedad: el caso de una ausente Ana Mato.