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Rajoy no recupera la iniciativa y su entorno alerta de que el PP se sumiría en el caos sin él

El líder del PP "enfría el tema" de los contactos con Sánchez y Rivera. Margallo anticipa una "desestabilización" interna si no va de candidato.

El líder del PP "enfría el tema" de los contactos con Sánchez y Rivera. Margallo anticipa una "desestabilización" interna si no va de candidato.

Mariano Rajoy no se mueve. Una semana después del fracaso de Pedro Sánchez en el Congreso, no se ha reunido con sus interlocutores políticos ni ha dado giro alguno a su discurso para intentar ganar protagonismo. Sigue en sus trece de que lo mejor para España es una gran coalición liderada por él y que, en caso contrario, el país está abocado a nuevas elecciones. Un mensaje que no vende, según admiten en el propio PP, resignado a no tomar la iniciativa. "Sólo somos noticia cuando pasa algo malo", deslizan desde hace días no pocos dirigentes.

El presidente del PP anunció su intención de telefonear a Sánchez 24 horas después de que se estampara en las Cortes. También afirmó que haría lo propio con Albert Rivera, pese a que sus 40 escaños "no valen nada" y con el Partido Socialista "es suficiente", como se encargaron de remachar los suyos. Pero dicho contacto no se produjo estos días, y un interlocutor de Rajoy reconoce que la consigna es "enfriar el tema". Él mismo llegó a decir que no ha encontrado tiempo para descolgar el teléfono.

Santamaría: "Que Sánchez se serene"

A ojos del entorno de Rajoy, los que tienen prisa "son los que hicieron el acuerdo y fueron derrotados", pero que el PP está donde siempre, con una oferta de pacto que todo el mundo entiende y a la que se pueden suscribir en cualquier momento. "No vamos a hacer perder el tiempo a nadie", subrayan ante el bloqueo existente. En todo caso, Pablo Casado ya avisó en rueda de prensa de cómo querrían que se dieran los pasos. "Lo lógico sería una reunión con cada líder para establecer líneas y límites y, luego, delegar en equipos negociadores", precisó un integrante de la cúpula. Pero el movimiento sigue siendo nulo, tal y como reconoció Soraya Sáenz de Santamaría al término del Consejo de Ministros.

"Tuvimos un debate el pasado viernes que resultó como resultó y estos días hemos vivido la resaca de ese debate. Poco a poco, las cosas deben ir a su cauce (…) ¿Cuándo va a llamar Rajoy a Sánchez? Cuando te dicen que no, no le vas a llamar inmediatamente después. Que se serene y vaya a sumiendo que la investidura fue fallida", arguyó la vicepresidenta, que en todo caso precisó que dicho contacto llegará, aunque no aclaró cuando.

En síntesis, Rajoy ha renunciado, hasta ahora, a recuperar la iniciativa. Nada ha cambiado en los últimos siete días, para frustración de un sector de la formación, que observa cómo la opinión del PP sobre la situación apenas cuenta, y siempre va detrás de la del PSOE, Podemos y Ciudadanos. "Los españoles siguen creyendo que el candidato sigue siendo Sánchez, no le ha desgastado el portazo del Congreso", en palabras de un parlamentario esta misma semana.

Lo más que ha hecho el partido, con Rajoy a la cabeza, es atizar a Ciudadanos, toda vez esperan que su votante de centro-derecha se sienta traicionado por el pacto con el PSOE "y vuelva a casa". Las encuestas, eso sí, no advierten eso de momento. "Rivera se ha pasado con armas y bagajes a apoyar al PSOE y a su candidato", denunció el presidente hace unos días. "Se ha apuntado al programa socialista, tendrá que explicarlo a quién quiera oírle, a mí lo demás tampoco me importa demasiado", añadió, mientras todos su portavoces pasaban al ataque como si ya estuvieran en campaña.

La orden interna: cerrar filas

En este contexto, llegó la andanada de Alberto Garre, a la que se sumó el también histórico Jaime Ignacio del Burgo, y entonces el PP sí cosechó titulares. Al entorno de Rajoy no le preocuparon tanto la relevancia de los cargos que pidieron su cabeza -completamente de salida- como el hecho de que calara en la opinión pública un debate que, hasta esa fecha, se estaba dando principalmente de puertas para adentro. Y la consigna fue clarísima, y acatada por todos: "Cierre de filas total" alrededor de Rajoy.

Ministros, barones regionales y altos cargos se lanzaron de inmediato a arropar a Rajoy. "Si hay elecciones, volverá a ser nuestro candidato", zanjó María Dolores de Cospedal. "Rajoy es intocable", avisó también Sáenz de Santamaría. Se sumaron prácticamente todos los miembros del gabiente. "No hay ninguna otra persona en el partido que tenga ni de lejos el nivel de liderazgo y autoridad", afirmó en varias ocasiones Jorge Fernández Díaz. "Es irrenunciable en el presente y en el futuro de España", remató Isabel García Tejerina, que está en alza.

El apoyo le llegó de todas partes y prácticamente sin matices. "Tiene legitimidad política y moral para ser el próximo candidato", destacó el andaluz Juan Manuel Moreno, que controla una de las estructuras más importantes. Cristina Cifuentes y Alberto Núñez Feijóo, al que Rajoy verá este domingo –y en principio hablarán de si se queda o no en Galicia-, también se pronunciaron en términos parecidos. "A Garre no le falta razón en que muchos creen que Rajoy debería de dar un paso atrás. Lo importante es que nadie se lo vamos a pedir, tendría que salir de él", terció, ya en privado, un alto cargo de la formación.

El camino está trazado. Si hay comicios en junio, Rajoy será el cabeza de lista, y será aupado a través de una Junta Directiva Nacional, sin celebrar un congreso abierto a la militancia. Todo lo demás desestabilizaría el partido, según el entorno de Rajoy. José Manuel García-Margallo lo dijo públicamente este viernes en TVE: "Pedirle a Rajoy que dé un paso atrás es injusto e inconveniente para el PP (…) si la sucesión no fuera ordenada, desestabilizaríamos al PP. No hay más apuesta que Rajoy", destacó. Un argumento que es utilizado tanto en Moncloa como en Génova. "El PP sin Rajoy se convertiría en un campo de batalla", remataron.

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