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La guardia pretoriana de Susana Díaz: Máximo Díaz-Cano del Rey

Tras Susana Díaz se esconde un personaje que ha estado presente en algunos de los momentos clave del PSOE. 

Tras Susana Díaz se esconde un personaje que ha estado presente en algunos de los momentos clave del PSOE. 

Cada vez va quedando más claro quién es quién en la guardia pretoriana de una Susana Díaz que, esta vez sí, parece decidida a ocupar, todo lo democráticamente que pueda aparentarse según sus adversarios internos, el castillo de Ferraz.

El principal de ellos es un discreto personaje, oscuro y tenebroso creen bastantes, llamado Máximo Díaz Cano. El día 7 de febrero de 1994, José Bono anota en su publicitado diario:

"Preparo los currículos de los nuevos gobernadores civiles para Toni Asunción. El actual gobernador de Cuenca, Manuel García Guerra, no está en sintonía ni con el Gobierno regional ni con el partido, tanto a nivel de la región como provincial. Se trata de una buena persona que ejerce como representante personal de Virgilio Zapatero. Propongo para esta provincia a Máximo Díaz-Cano del Rey, de treinta y tres años, ex dirigente de CCOO y recomendado por José María Barreda."

Nacido en La Solana (Ciudad Real) un 23 de marzo de 1960, el primer cargo que logró desde el PSOE fue el de Director General de Cultura de la Comunidad de Castilla-La Mancha siendo ya funcionario de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Aunque dijeron de él que es un "devorador de libros" y que tiene una suculenta agenda de contactos nacionales a diferentes niveles, no es fácil saber si tiene o no estudios universitarios. No lo indica ni el Senado en su ficha biográfica.

Como dijo Bono, fue gobernador civil de Cuenca, consejero de Administraciones Públicas de Castilla-La Mancha y Consejero Portavoz. Luego fue senador y diputado en la VII y VIII Legislatura con José Luis Rodríguez Zapatero de jefe de filas. En 2005 fue nombrado Delegado del Gobierno en Castilla La Mancha hasta el 13 de enero de 2012. A continuación, fue director del equipo de campaña de Carme Chacón durante el 38 º Congreso del PSOE, en el cuál Alfredo Pérez Rubalcaba resultó vencedor. Meses más tarde, tras la formación del gobierno andaluz surgido tras las elecciones del 25 de marzo de 2012, es nombrado secretario general de la Presidencia de la Junta de Andalucía por José Antonio Griñán, cargo en el que Susana Díaz le mantiene en la actualidad.

Su magnífica relación con Griñán deriva del hecho de haber formado parte del grupo de jóvenes diputados que, en el Congreso, lo rodearon durante un tiempo. Se cuenta en el libro Delfines y Tiburones que el exministro de Trabajo y Seguridad Social ejerció sobre ellos una especie de apadrinamiento. Fue precisamente en esa etapa cuando conoció a la catalana Carmen Chacón —otra de las jóvenes del grupo de Griñán, junto a Rafael Velasco, imputado ahora en el caso de la formación, Leire Pajín e Iratxe García-, a quien, años más tarde, dirigiría la campaña a la Secretaría General del PSOE en el XXXVIII congreso, frente a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Sus funciones oficiales actuales, con el rango de viceconsejero, dependen directamente de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Son, además de las previstas en el artículo 28 de la Ley 9/2007, de 22 de octubre:

"Todas aquellas actuaciones cuya finalidad esté dirigida a proporcionar la información política y técnica, el asesoramiento necesario para el ejercicio de las funciones de la persona titular de la Presidencia de la Junta de Andalucía, y la realización de análisis y estudios que faciliten la acción del Gobierno y las relaciones de carácter institucional; así como cuantas actividades o funciones se le encomienden."

Y, además, conduce el Gabinete de la Presidencia de la Junta de Andalucía y el área de protocolo y coordinación". O sea, un poder fáctico impresionante.

Cuenta José Bono, que le debía conocer bien, que Máximo Díaz Cano era quien le susurraba al oído que Juan Pedro Hernández Moltó no era de fiar. Y acertó. Luego él mismo no fue demasiado leal con Bono, dijo éste. Supo de las miserias de UGT y de sus excesos. De hecho, estuvo en una reunión de Bono con Cándido Méndez en que éste les contó que la pala casi de tamaño real que manejaron Nicolás Redondo padre y el gerente de la PSV, Carlos Sotos, para colocar la primera piedra de las viviendas de la PSV, era de plata de ley. Ejemplo del desmadre que venía de lejos.

De sus relaciones con empresarios de comunicación da cuenta el hecho de que, en 1998, introduce al empresario Blas Herrero -Kiss FM, Kiss TV y otros- que se ofrece a Bono para lo que sea menester. Claro es que lo que necesitaba era la renovación de sus licencias en Castilla la Mancha y de paso, le deja "papeles" contra el Arzobispado de Toledo. Luego, ha seguido manteniendo relaciones a alto nivel en los medios de comunicación nacionales, claves en la operación Susana.

A escala nacional, fue portavoz de la gestora constituida tras la dimisión de Joaquín Almunia en el año 2000. Presidía la gestora Manuel Chaves. Desde ella se condujo al PSOE a caer en las manos de José Luis Rodríguez Zapatero, a pesar de que Máximo Díaz era un hombre cuota de José Bono, el contrincante. Luego le llamó Pepe Griñán, valedor de Carme Chacón en Andalucía contra Rubalcaba y junto con Susana Díaz. Desde el chaconismo-zapaterismo, en el momento oportuno, apoyó expresamente la ascensión irrefrenable de Susana Díaz, motivo por el cual ésta le mantuvo en el cargo actual. Es más, creen en Castilla la Mancha que quien escribe los artículos que El País le publica a Susana Díaz es Díaz Cano.

Lo que sí se sabe es que Máximo Díaz-Cano fue el primero al que José Antonio Griñán comunicó su decisión de poner al frente del PSOE andaluz a Susana Díaz. La respuesta de Díaz Cano fue, según el libro ya mencionado, "Pepe, creo que es un acierto. La veo de presidenta. Tiene tiempo para pulir defectos porque reúne grandes dosis de liderazgo y aprende rápido"

Hay quien afirma que Díaz-Cano será el secretario de Organización del PSOE cuando Susana Díaz desembarque en Ferraz, pero para eso queda mucho. Desde luego, fuentes del PSOE andaluz tienen muy claro que fue Díaz-Cano quien coordinó las 17 dimisiones, las de Carme Chacón y Emiliano Díaz-Page, entre ellas, que garantizaron a la presidenta andaluza que ya estaba todo consumado. Antonio Prada sólo fue el cartero y Verónica Pérez, la reina por un día.

Javier Caraballo, veterano periodista andaluz, le considera el "cerebro gris" clave en la suerte de Susana Díaz. "Inteligente, culto y sectario a partes iguales" y discreto, dice. Añade que su asignatura pendiente es acaparar todo el poder en el seno del PSOE para "marcar un nuevo camino" a España. De "Máximo muñidor" le ha calificado La Vanguardia.

No muy amigo de la claridad y el sacar la cabeza por encima de la tapia – porque en ese momento ya es blanco fácil -, Máximo Díaz Cano se ha enfadado con una de sus biógrafas, Isabel Morillo, que ha contado algunas cosillas de él, mucho después, es la verdad, de José Apezarena.

Por ejemplo, que ha sido el muñidor del golpe de estado que ha echado a Pedro Sánchez, por ahora, de la secretaría general. Pero no ha aclarado si su enfado es por haberle llamado "muñidor" o por lo de calificar su acción como "golpe de estado". Por haberle llamado el hombre más preparado y culto del entorno de Susana Díaz no se habrá cabreado. Fuera por lo que fuera, lo cierto es que abroncó a la compañera en un encuentro con testigos de por medio. Se ha afirmado que Máximo, como le llaman en plan Gladiator, se pasó un máximo de pueblos en el fondo y en la forma de la trifulca.

Igualmente, se tuvo que enfadar cuando el "comando Rubalcaba" acusó a Chacón de haber contratado como gestor de su campaña al "responsable" del triste y famoso incendio de Guadalajara. El PP andaluz intentó vincularlo con el caso de la empresa Cuadralinfo y Manuel Téllez, su propietario, otra trama. Cuadralinfo era un conglomerado que organizaba las campañas del PSOE con el dinero que obtenía de contratos inflados de la Junta de Castilla La-Mancha. Téllez, que desde el serrín de una carpintería ascendió al universo empresarial más adinerado, hacía regalos a importantes personalidades socialistas. Entre otros, apareció el nombre de Máximo Díaz Cano. Pero ni siquiera se habló en voz alta de ello. Tampoco de que era un convencido de que el aeropuerto de Ciudad Real, al que apoyó abiertamente, levantaría el vuelo, aunque terminó enterrado en dinero público.

Sus enemigos, que cada vez serán más, cuando se traza la cuenta de sus asesorados – Bono, Chacón, Griñán -, barruntan los malvados que, tal vez, este gigante, en físico y estrategia, sea un fecundo gafe encubierto que termina con sus jefes donde habita el olvido. Se recuerda esto porque fuentes socialistas andaluzas explican que en la acción de Susana Díaz contra Pedro Sánchez se ha quemado demasiado carbón en la caldera gracias a un ímpetu de poder extraordinario. Se culpa a Máximo Díaz Cano de haber fraguado una argucia, la interpretación sesgada de los Estatutos del PSOE, que no cuajó por la tozudez imprevista de Pedro Sánchez, dividiendo en dos al PSOE ya veremos si de forma zurcible. Si el nombre de Susana Díaz se une a la relación funeral de los aconsejados por Máximo Díaz Cano que ya viven el sueño de justos, se verá en pocos meses.

Contra esta maldad, se yergue la realidad de que es un hombre afortunado al que incluso le tocó la lotería en su localidad natal de La Solana. Fue en 2010 y fue el cuarto premio del Sorteo Extraordinario de Navidad, del que llevaba una papeleta, ni siquiera un décimo, que compró su mujer. Y fíjense qué curioso, su hermana Inmaculada era la regente de la Administración de Loterías donde se vendió el número afortunado. El premio dejó 25 millones de euros en el pueblo. O sea, que gafe, gafe del todo no parece ser.

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