Nada será igual, no, nada será mejor cuando esto termine, porque esencialmente el mundo está dominado por esta plaga de acuñados como biempensantes de la izquierda.
Mientras Pedro Sánchez pedía “unidad y lealtad” a la Cámara para renovar el estado de alarma, su dóberman mordía a Pablo Casado con una agresividad inusitada.