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Vox sigue negociando con Tamames la moción para "desmontar a Sánchez y la supuesta división del Gobierno"

El partido defiende su manejo de los tiempos e insiste en que su objetivo no es retratar al PP sino a Sánchez y sus socios.

El partido defiende su manejo de los tiempos e insiste en que su objetivo no es retratar al PP sino a Sánchez y sus socios.
El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso de los Diputados. | EFE

"Las cosas de palacio van despacio" aseguran cargos internos de Vox al ser preguntados en privado por la moción de censura cuando se cumplen dos semanas desde que se conociera que Ramón Tamames podría liderarla y dos meses después de que Santiago Abascal anunciara la iniciativa.

El manejo de los tiempos que lleva a cabo el partido choca frontalmente con el ritmo frenético de la política y la actualidad mediática, que apremia para conocer el desenlace de un culebrón en el que se ha pasado de la sobreexposición mediática del posible candidato, a la ley del silencio impuesta por ambas partes. Un suspense que puede acabar siendo contraproducente al decaer el interés público por la propuesta o acabar diluyéndose.

Desde el partido de Abascal defienden que "siguen negociando" con el economista para "coordinar discursos" y no mostrar una postura discordante sobre el diagnóstico de la actual situación de España y sus posibles soluciones, respetando siempre la independencia de Tamames y su trayectoria política como exdirigente del PCE y posterior integrante del CDS. Descartan la existencia de otros aspirantes, al menos por ahora, y aseguran que habrá novedades "en días".

"Retratar a Sánchez, no al PP"

Fuentes de Vox trasladan que el objetivo de la moción de censura es "desmontar la supuesta división interna del Gobierno" para demostrar que Pedro Sánchez simula la existencia de discrepancias con Unidas Podemos para marcar perfil propio de cara a las elecciones. En su opinión, la iniciativa permitiría demostrar que el presidente sigue abrazado a sus habituales socios de legislatura como Bildu o ERC, además de evidenciar que la coalición no está rota.

De esta forma intentan contrarrestar las críticas procedentes del PP y diferentes sectores por el momento elegido para sacar a relucir la propuesta, justo cuando el Gobierno afrontaría su mayor crisis interna después del choque provocado por la Ley del Sí es Sí, la Ley Animal o la Ley Trans, que han salido siempre bajo el prisma de Unidas Podemos.

La ley estrella de Irene Montero ha sido la única que ha motivado una rectificación anunciada por los socialistas para intentar tapar la sangría de votos detectada tras la alarma social que ha provocado la excarcelación de violadores y pederastas. Una enmienda que en la práctica podría suponer derogar el contenido central de la norma y que ni siquiera se hará por la vía de urgencia por la negativa de Podemos.

En este contexto, Vox está convencido de la necesidad de retratar a Sánchez y niegan que el objetivo sea colocar contra las cuerdas al PP, como ya se interpretó en la anterior moción de censura. Sobre esta base explican también el retraso a la hora de registrarla, volcados en lograr el mayor número de apoyos posibles para que la derecha no salga dividida del debate.

El tono duro empleado por Alberto Núñez Feijóo durante el asalto del Gobierno a la Justicia fue el detonante de una propuesta que reclamó Cs y lideró después Vox, convencido de que lograrían un gran consenso político, aunque no alcanzara la mayoría suficiente para que prosperara.

Malestar con la indiscreción de Tamames

Abascal siempre defendió que buscarían un "candidato de consenso" con "experiencia de gobierno" que atrajera al mayor número de diputados, tanto para registrar la moción como para su posterior votación en el Congreso. El perfil elegido ha sido motivo de mofa por parte de algunos por tratarse de hombre de 89 años, algo que Vox combate frontalmente por ser un desprecio hacia los mayores.

El partido no vio, sin embargo, con buenos ojos el periplo mediático protagonizado por Tamames cuando todavía no había nada cerrado oficialmente. Tampoco sus críticas a principios ideológicos que forman parte de la médula de Vox, lo que podría comprometerles en la tribuna de oradores del Congreso. Aún así, confían en poder llegar a un acuerdo que de momento se negocia de forma discreta y cuyo anuncio no confirma ninguna de las partes implicadas.

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