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Sánchez negocia con Bildu el Gobierno foral mientras su alfil en Navarra exhibe una mesa con Geroa y sin los proetarras

Navarra se ha convertido en una pieza clave de las negociaciones de socialistas y proetarras.

Navarra se ha convertido en una pieza clave de las negociaciones de socialistas y proetarras.
Reunión de María Chivite (PSN) y Uxue Barkos (Geroa Bai) el pasado 1 de junio. | Europa Press

Pedro Sánchez sabe que tendrá que pagar a Bildu los favores prestados. Y, tras haberse negado a darle el Ayuntamiento de Pamplona antes de las elecciones generales, el escenario del pago será la Comunidad foral de Navarra. Pero el 23-J se acerca y Sánchez no quiere ni la más mínima escenificación de sus pactos con los proetarras. Por eso ha recurrido a un esquema de doble negociación: los pactos con Bildu los negocia Santos Cerdán -secretario de organización y apoyo básico de Sánchez- de forma totalmente opaca. Y, mientras, María Chivite, la líder visible del socialismo navarro, exhibe públicamente una mesa de negociación con Geroa Bai (la marca navarra del PNV) y Zurekin (otra formación separatista).

Navarra se ha convertido en una pieza clave de las negociaciones de socialistas y proetarras. UPN fue la primera fuerza en las pasadas elecciones del 28-M: ganó las elecciones con 15 escaños. El PSOE fue la segunda fuerza con 11 diputados. Bildu quedó en tercer lugar con 9 escaños por delante de los separatistas de Geroa, que se tuvieron que conformar con 7 sillas. El PP logró 3 escaños. Zurekin, otros tres y Vox dos escaños más. Todo ello con una mayoría absoluta de 26 diputados. Y eso significa que el bloque de UPN más PP y Vox suma 21 votos, lo mismo que el frente que aglutina al PSOE, Geroa y Zurekin, que aglutina otros 21 sillones.

Traducido: la última palabra la tiene Bildu, que, por supuesto, dará su respaldo a los separatistas, comunistas y socialistas pero previa puesta de precio a su apoyo. Y ese apoyo se llamará avance brutal de sus política en favor del separatismo proetarra.

El PSOE no quiere que Bildu tenga sillas en el Gobierno, porque, como ya ha asegurado Pedro Sánchez, su defensa argumental pasa por afirmar que los proetarras no están en los pactos simplemente por no ser sus alianzas visibles en forma de cargos en las consejerías. Y ello aunque, obviamente, Bildu vaya a ser decisivo en todas las tramitaciones legislativas. Bildu, por su parte, prefiere poder real a sillones, aunque evidentemente exigirá todo lo imaginable para elevar el precio de la negociación.

La negociación con los proetarras avanza

Pero, por ahora, lo que está claro es que la negociación avanza con los proetarras: comandado directamente por la persona de confianza de Sánchez y fuera de los focos, donde sí está la marca del PNV en Navarra, Geroa.

De hecho, Bildu quería el Ayuntamiento de Pamplona y necesitaban para ello el apoyo del PSN-PSOE. Pedro Sánchez no quería tampoco allí la imagen de un pacto con los proetarras en las semanas previas a las elecciones generales del 23-J, especialmente a la vista del impacto de esos mismos acuerdos en las elecciones previas del 28-M. El PSOE intentó la vía de un tapado -Zurekin-. Bildu no lo aceptó: prefería que el PSOE tuviera la deuda con ellos, porque esa se la acabará cobrando. En medio de todo ello, el candidato de Geroa -PNV- se intentó colar para aprovechar el desconcierto aparente. Y fue el propio PNV el que le ordenó frenar para "no romper el pacto de Gobierno de Navarra". Traducido: todos están en el acuerdo. Desde el PSOE, hasta Bildu, pasando por Podemos y el PNV. Y la fuerza de esta unión se verá en el Gobierno de Navarra: con un apoyo brutal al separatismo.

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