
Gabriel Le Senne, el diputado de Vox fiel a la dirección nacional, sigue siendo presidente del Parlamento de Baleares. Así lo ha decidido por unanimidad la Mesa de la Cámara, con los votos a favor de PP y PSOE, al solicitar un informe a los letrados para que se pronuncien sobre la aplicación del Reglamento.
De momento, Vox gana una semana de tiempo para intentar resolver un entuerto que podría tener repercusiones a nivel nacional. Está previsto que los letrados den a conocer su decisión final en el plazo de una semana, aunque existen precedentes similares en los que ya se optó por forzar el abandono de la presidencia del Parlamento balear en aplicación del Reglamento de la Cámara.
Si, como todo parece indicar, acaba confirmándose que debe presentar renuncia, la pelota pasaría, en primer lugar, al tejado de Vox, cuyos cinco diputados díscolos deben proponer candidato al puesto, tal y como recoge la norma interna de la Cámara puesto que el presidente saliente fue propuesto por este partido y le corresponde presentar propuesta en primer lugar, según explican fuentes parlamentarias a Libertad Digital.
Después, de no salir adelante, sería el turno del PP. Fuentes del partido aseguran que no descartan presentar a alguien que pertenezca a la formación de Marga Prohens para evitar sellar un pacto con los críticos de Vox, más allá de que puedan apoyar sus propuestas legislativas. El ascenso de uno de ellos a un cargo institucional tan relevante situaría a los populares en una posición más comprometida al sostenerse en diputados díscolos.
La Mesa del Parlamento balear debe decidir, incluso, sobre la expulsión del grupo Vox de los dos diputados leales con Santiago Abascal, según ha confirmado Le Senne en declaraciones a los medios. Ni él ni Patricia de las Heras se dan por excluidos formalmente hasta que el órgano decida sobre la decisión adoptada por los rebeldes del partido.

