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Un PSOE en "shock" respira aliviado tras constatar que Ábalos no tira de la manta

El exministro baja la intensidad de sus ataques tras su primera tournée mediática

El exministro baja la intensidad de sus ataques tras su primera tournée mediática
El exministro José Luis Ábalos. | EFE

Este miércoles, los asesores de los ministros, que pueblan los pasillos que circunvalan el hemiciclo, estaban muy concentrados en lo que escuchaban por sus auriculares pero, a diferencia de lo que sucede otros días, en esta ocasión no oían lo que estaba sucediendo en la sesión parlamentaria sino lo que pasaba en un estudio de radio a 25 kilómetros del Congreso.

Era la primera gran entrevista a José Luis Ábalos tras su paso al mixto. El exministro llevaba desde primera hora interviniendo en varios programas. Primero, estuvo en la emisora catalana RAC1. Más tarde, en Onda Cero en una extensa intervención de casi 50 minutos, contraprogramando el cara a cara entre Sánchez y Feijóo.

La sesión de control no había finalizado cuando Ábalos salió en una tercera entrevista en lo que iba de mañana, esta vez en TVE y en Antena 3. La tensión de primera hora se iba disipando a lo largo del día al constatar que Ábalos "no tiene ganas de revancha".

De los nervios a la tranquilidad

El exministro tranquilizaba a todos su excompañeros al afirmar que votaría junto al PSOE en el Congreso, pese a que el día anterior aseguró que "no tenía disciplina de voto". Una decisión que ya había comunicado en privado a la cúpula del grupo parlamentario pero de la que algunos, como Óscar Puente, dudaban. La única crítica era de acusar a su ya expartido de "populismo justiciero". Algo que, en privado, algunos en el PSOE no rechazan aunque defienden que "se hizo lo que se tenía que hacer ante la más mínima sospecha".

El exministro reconocía en sus entrevistas lo que todo el PSOE sabe: que Koldo "vino recomendado por los compañeros de Navarra" . Es decir: Santos Cerdán. Aunque luego matizaba que, para el que fuera su número dos y en la actualidad es el secretario de organización, "está siendo muy duro todo esto", y dejaba caer que la decisión de pedirle el acta venía de "más arriba": Sánchez.

Conforme iba avanzando la mañana, en el PSOE respiraban aliviados, aunque todos los cargos cumplían la orden de Ferraz y Moncloa de no hablar con la prensa para evitar que el caso siga teniendo más eco. "Estamos en shock", sentenciaban algunos diputados que no dan crédito a que su exnúmero 3 se vaya ahora al grupo mixto en una ruptura traumática y televisada.

Conforme Ábalos iba alejando la sombra de la corrupción de otros compañeros, en el Gobierno sentenciaban que no tienen miedo a que se les investigue. Un ministro incluso retaba a aquellos que tengan a dudas que comparen "su nómina de hace 5 años y la actual". Eso sí, todos defienden su parcela pero nadie habla de la de otros compañeros.

La venganza de Puig

Al mediodía, el secretario de organización, Santos Cerdán, trataba de esquivar a la prensa. "El partido ya habló. Comunicamos su expediente", afirmaba en los pasillos del Congreso con ganas de zanjar el asunto. El único hablador era el expresidente valenciano, y próximo embajador ante la OCDE, Ximo Puig.

Ambos son paisanos, se conocen personalmente y fueron "rivales". El sector abalista, que fue bastante numeroso en la Comunidad Valenciana pero que está en vías de disolución, nunca se integró del todo en el "ximista", que optó por no controlar en exceso la vida orgánica y centrarse en la gubernamental.

Algunos, achacan que, por culpa de esta dejadez, el partido ahora se ha quedado sin un sucesor claro. Algo que ha aprovechado Sánchez para imponer a la ministra Diana Morant como próxima líder del PSPV para asegurarse otro liderazgo fiel. Puig se tomaba su revancha. "Yo intento entenderlo todo. Humanamente lo entiendo todo, políticamente no", sentenciaba. Uno se va a París de embajador y otro al grupo mixto.

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