La traición de Trump a Ucrania empuja a PP y PSOE a un acercamiento
Evitan ir al choque sobre Ucrania en previsión de verse obligados a confluir para sortear las posturas pro-Kremlin que defienden sus socios.
La traición de Donald Trump a Ucrania, Europa, y la propia historia de EEUU, marca un punto de inflexión en la política internacional de consecuencias impredecibles. En España, PP y PSOE aguardan todavía a conocer los acuerdos que pueda alcanzar el país norteamericano con la Rusia de Vladimir Putin y la reacción de la UE, que de momento ha anunciado ya sanciones.
Mientras las portadas de los periódicos de medio mundo abrían con Ucrania y el giro de Trump, alterando por completo el tablero global, en el Congreso de los Diputados se seguía debatiendo sobre la tributación del Salario Mínimo, y la situación internacional era la gran ausente entre el Gobierno y la oposición, que evitaban confrontar en este aspecto.
Ninguno de los dos principales partidos buscaba el choque en política exterior, sólo Feijóo hacía una ligera mención a los aranceles. Los habituales rifirrafes entre PP y PSOE bajaban de intensidad. Fuentes parlamentarias socialistas justifican este cambio en que ahora no es el momento de "entrar en las provocaciones" de la oposición. "Que lo hagan ellos. Nosotros, no", afirmaban.
Ambos partidos, PP y PSOE, comparte una visión similar sobre la necesidad de apoyar Ucrania, al menos en el discurso, dado que, en paralelo, el Gobierno aumenta sin cesar las importaciones de gas ruso y la dependencia de España de Putin. Pero ambos son también rehenes de sus socios, que comparten una posición favorable a abandonar a Ucrania. Una postura que une a Podemos, Sumar y Vox. De ahí que los reproches mutuos, tan fáciles en otras ocasiones, no sean el argumento del principal partido del Gobierno y de la oposición en algo que podría obligarles a unirse.
¿Apoyará el PP al PSOE?
Dada la gravedad de la situación, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez podrían verse forzados a un acercamiento, empujados por sus socios europeos que piden aumentar el gasto en defensa hasta un 3%, y estudian la posibilidad de enviar tropas a Ucrania. A medio plazo, barajan incluso la creación de un ejército, una vez que el presidente de EEUU ha herido casi de muerte a la OTAN con sus últimas decisiones.
La encrucijada de Feijóo
El PP es partidario de incrementar la inversión en defensa, como defiende también su grupo en Europa. Los de Feijóo llevaron incluso en su programa electoral aumentar la inversión en seguridad, y cumplir el compromiso de llegar al 2% del PIB. Una cifra que ya se queda muy corta, según las nuevas exigencias europeas, que estudian incluso llegar al 5% impuesto por EEUU. Sánchez, en cambio, se muestra favorable pero con matices temporales y buscando excusas. El presidente del Gobierno ha pedido a la UE que flexibilice la regla de gasto y que cree unos mecanismos comunitarios de compra, similar a los fondos europeos.
En este contexto, Feijóo se encuentra ante la encrucijada de tener que convertirse en el salvador de Sánchez, cuyos socios ya avisan de que no aprobarán ningún aumento del gasto en defensa, o dejar que el Gobierno se desgaste. Ambas posturas no son incompatibles a corto plazo, dado que la intención del PP es ponérselo difícil al Ejecutivo, al que exige antes que le informe de la situación. Sin embargo, a largo plazo, la oposición podría verse obligada a apoyar al PSOE.
La llamada de Sánchez, a día de hoy, no se ha producido, y puede que no llegue nunca teniendo en cuenta sus antecedentes, dado que no informó tampoco al PP cuando estalló la guerra en Ucrania o durante la crisis con Argelia, por ejemplo. En Moncloa justifican que no se comunicase nada sobre la reunión del lunes en París, porque era "informal", pero tampoco se piensa descolgar el teléfono para consensuar una postura de país. El temor del partido de Feijóo no sólo es sufrir un desgaste entre su electorado, sino que el presidente intente "colársela", como ha ocurrido otras veces, la penúltima de ellas con el Decreto ómnibus.
En pleno dilema del PP sobre cómo afrontar esta situación sin romper relaciones con EEUU, al tiempo que defienden la causa ucraniana, la diputada Cayetana Álvarez de Toledo ha entrado en la confrontación directa con Trump, al que acusa de abandonar al "héroe" Zelenski, de permitir una "victoria para los enemigos de la libertad", de ser una "vergüenza para Occidente" o suponer una "amenaza para la democracia", calificando de "infamia" sus palabras sobre el presidente ucraniano.
Sánchez, centrado en lo internacional
Desde que comenzó la semana, Sánchez está imbuido en la agenda internacional. El lunes, Ucrania y el futuro de la UE monopolizaron por completo su intervención ante la Ejecutiva del PSOE.. Esa misma tarde viajó a París a la reunión auspiciada por Macron sin que saliese adelante ningún acuerdo. El miércoles, tras irse de la sesión de control, recibió en La Moncloa al presidente egipcio Mohamed Al Sisi y allí exhaló nostalgia por lo que parece ya el antiguo orden internacional, y mostraba su rechazo al plan de Trump sobre Gaza.
La discreción prima en el Gobierno que lleva meses preparándose para la vuelta de Donald Trump. En el Ejecutivo ya contemplaban que el presidente norteamericano iba a negociar con Putin la rendición de Ucrania, lo que le sorprende son las formas y la premura, como también admiten que les pilló de improviso el plan para desplazar a la población de Gaza. Las negociaciones son ahora entre bambalinas para tratar de resucitar a Europa como actor global y con el futuro de la OTAN como telón de fondo.
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