Casi un centenar de cargos y excargos de Vox piden una refundación para frenar su "espiral de autodestrucción"

Con Santiago Abascal en Washington y en plena polémica de Vox, alineándose con el presidente de Estados Unidos, abandonando al pueblo ucraniano y exculpando al mandatario ruso Vladimir Putin de la agresión a Ucrania, las aguas siguen revueltas en el partido tras la reunión que han mantenido un centenar de cargos y excargos críticos con la formación.

Bajo la mirada atenta del exdiputado Rubén Manso, el acto contó con la participación de los dos procuradores expulsados de Salamanca y Burgos, Javier Teira, quien fue ovacionado por todos los asistentes, y Ana Rosa Hernando. También estuvieron presentes la diputada de Baleares Idoia Ribas, el diputado actualmente en el grupo de no adscritos Agustín Boades, y la exdiputada del Parlamento de Cataluña Isabel Lázaro, quien denunció al secretario general Ignacio Garriga por malversación y apropiación indebida. Además, participaron concejales de Rivas Vaciamadrid, Villaviciosa y Salamanca, así como el fundador de Vox, Antonio de la Torre.

Procedentes de diferentes puntos de España y unidos por el sentimiento de haberse sentido "víctimas de un proyecto que los ha engañado", los asistentes han exigido una refundación del partido y un retorno a sus principios fundacionales. En este contexto, han firmado la denominada ‘Declaración de Barajas’, un documento que recoge las críticas a la dirección nacional, a la que acusan de haber abandonado la democracia interna y de promover los "chiringuitos" para colocar a su círculo cercano. "No puede haber una partidocracia", señaló la diputada de Baleares, Idoia Ribas, quien calificó este acto como "histórico", plenamente consciente de las posibles represalias que podrían provenir de Bambú.

Su objetivo es transmitir este manifiesto a la dirección nacional y seguir de cerca la evolución de su reclamación, aunque están al tanto de que la batalla acaba de comenzar. Este acto, que ha reunido a cargos electos, orgánicos y excargos de 31 provincias, no es más que el pistoletazo de salida.

"Vox es el soufflé de la política, un trampantojo", así lo describía Sonia Lalanda, portavoz municipal de Vox en el Ayuntamiento de Palencia, quien fue sancionada por la dirección nacional con seis meses de suspensión tras manifestar públicamente su desacuerdo con Bambú.

Durante el acto, surgieron en varias ocasiones dudas sobre la verdadera voluntad de regeneración del partido, especialmente una vez que algunos de sus miembros han "pisado la moqueta". También se cuestionó la financiación de la formación, mencionando los pagos realizados por la editorial IVAT SL, del Grupo Intereconomía, a Lidia Bedman, esposa de Abascal, por servicios de consultoría en redes sociales y marketing. Se puso en entredicho el compromiso real de Vox con los principios que predica. Además, se criticó su integración en el grupo europeo Patriotas por Europa, sin contar con el apoyo de las bases del partido, abandonando los Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni.

Lamentan los desplantes, las amenazas y la salida del capital humano más influyente que ha tenido el partido, y abogan por recuperar el Vox de los 52 diputados en el Congreso, con figuras como Iván Espinosa de los Monteros, Macarena Olona y Víctor Sánchez del Real, entre otros. "Somos un grupo de compatriotas enfrentando la tiranía", ha defendido Alejandro Pérez de la Sota, concejal y portavoz del Ayuntamiento de Salamanca, quien recientemente desbancó al portavoz designado por Bambú, Ignacio Rivas.

Reconocen haber cometido un error al confiar en un partido que les ha defraudado y que ha caído en una "espiral de autodestrucción", como señaló Antonio de Miguel, exmiembro del Consejo Político de Vox y exvicesecretario nacional de Formación. Se presentan como los verdaderos patriotas, abogando por la lealtad acompañada de libertad de opinión y rechazando la sumisión al líder.