
El Congreso del PPE celebrado en Valencia se presentaba con un trago amargo para Alberto Núñez Feijóo, empañado por la inevitable presencia del anfitrión, Carlos Mazón, en medio del éxito que suponía para el partido traer una cita como esta a España. Sin embargo, el apagón cambió por completo un escenario, en principio, desfavorable.
"Sánchez quería que fuera el Congreso de Mazón y ha sido el del apagón", ironizan desde el PP, donde respiran aliviados por cómo se ha desarrollado el evento que ha permitido dejar en evidencia a Pedro Sánchez ante los principales líderes europeos, que han podido comprobar en primera persona lo ocurrido en España y la falta de respuestas de Pedro Sánchez.
Pese a los intentos del Ejecutivo por centrar la atención en el frío saludo de Feijóo y Mazón, que finalmente sí se produjo, la negativa de la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, a dimitir pese al caos generado, marcó la última jornada del cónclave europeo. "Es imposible explicar a los alemanes o franceses que dos días después del apagón ni siquiera se conoce una causa oficial sobre lo ocurrido", trasladaban desde el PP.
El Gobierno pretendía utilizar la cita de Valencia para erosionar la imagen del líder del PP, llegando incluso a bromear con el hecho de haber trasladado el Pleno del Congreso de esta semana "para que Feijóo no pudiera evitar la foto con Mazón". Sin embargo, se le acabó volviendo en contra al perjudicar la delicada opinión que ya tiene Europa del jefe del Ejecutivo por lo casos de corrupción que le rodean y su ambigüedad con el plan de rearme europeo, y que ha caído aún más estos días tras el apagón.
La imagen de Sánchez, tocada
Incluso la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, que no ha ocultado nunca su buena sintonía con Pedro Sánchez, perjudicando con ello su relación con Feijóo, hizo referencia en su discurso al apagón, agradeciendo a los ciudadanos españoles, la policía o los bomberos su actuación durante las diez horas de oscuridad. No hubo mención al Gobierno, para bien o para mal.
La presidenta del Parlamento europeo, Roberta Metsola, o del primer ministro alemán, Friedrich Merz, asistieron también atónitos a un capítulo más propio de un país tercermundista que de un miembro de la UE. Su presencia tumbaba, además, la teoría alentada por Sánchez sobre un ciberataque, dado que, de haberse producido, sería un atentado contra toda Europa, no sólo nuestro país. De ser así, los líderes europeos se habrían marchado de Valencia para gestionar la crisis.
Todo ello permitió al PP poder centrarse en atender a sus colegas europeos y su labor de oposición al Gobierno, dejando al margen las cuestiones internas del partido. Por si fuera poco, la noticia de la imputación del hermano de Sánchez se conocía nada más arrancar el Congreso del PPE en Valencia, aunque el apagón eclipsó incluso este asunto.
Los cincos días de reflexión que se tomó Sánchez hace un año por el caso de su mujer, Begoña Gómez, supusieron un punto de inflexión en la imagen que el presidente proyectaba en Europa, donde incluso podía tener aspiraciones a nivel internacional cuando deje la Moncloa. Pero, sobre todo, su falta de compromiso inicial para invertir en defensa y la minoría socialdemócrata en Europa, minaron su imagen, algo que siempre ha preocupado mucho al presidente, que empieza a ver truncados sus planes.

