La juez del caso Juana Rivas, implacable: estas son las nuevas condiciones para garantizar la entrega del menor al padre
El objetivo es evitar que se repita el espectáculo vivido el martes y que no se vuelva a utilizar al pequeño Daniel ante las cámaras.
Tras el lamentable espectáculo orquestado por el entorno de Juana Rivas para evitar entregar a su hijo pequeño al padre, el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Granada ha reunido este miércoles a los representantes legales de ambos progenitores y a la Fiscalía para abordar los términos en los que tendrá lugar la entrega el próximo viernes. El objetivo es "preservar el bienestar y la intimidad del menor", quién habría sido sometido a una "innecesaria y perjudicial sobreexposición mediática", tal y como denuncian las fuentes consultadas por Libertad Digital.
A tal fin, la juez ha especificado que los padres deben acudir sin acompañamiento o asesores para salvaguardar "el superior interés del menor y sin sometimiento del mismo a exposiciones innecesarias para su beneficio", lo que deja -o debería dejar- fuera de juego tanto al hermano mayor de Daniel, quien la Justicia italiana considera que está totalmente manipulado por su madre, como a Paqui Granados, la consejera áulica de Juana Rivas e instigadora del espectáculo vivido este martes a las puertas del Punto de Encuentro donde debía haberse producido la entrega.
En lugar de acudir en coche, Rivas apareció llorando abrazada a ella y obligó al pequeño a realizar un paseíllo de 150 metros plagado de cámaras y periodistas hasta que la propia Granados le arengó a cargar frente a ellos contra su padre: "¡Dilo! ¡Habla ahora! ¡Di lo que tengas que decir!". El menor, de 11 años, gritó entonces: "¡Me quiere matar!". Finalmente, y ante la delicada situación, la juez optó por aplazar la entrega al viernes, subrayando que, en esa tesitura, era "absolutamente descartable" utilizar la fuerza para ejecutar el intercambio de progenitor.
Una orden de obligado cumplimiento
Con todo, la magistrada espera ahora que el entorno de la madre se avenga a las nuevas condiciones y que eso propicie un clima más favorable para poder cumplir con la resolución de la Justicia italiana, quien decidió conceder la custodia a Francesco Arcuri tras concluir que Juana Rivas es una mujer con un "funcionamiento psíquico severamente patológico", que manifestaba "grandes habilidades manipuladoras hacia los menores".
Desde entonces, y más concretamente desde que en Navidad aprovechó las vacaciones para volver a secuestrar al menor, Juana Rivas lo ha intentado todo. Sin embargo, los tribunales la han ido dejando sin argumentos. Este mismo martes, el Tribunal Constitucional anunció la inadmisión de la petición de medidas cautelares solicitada por su equipo jurídico para suspender el intercambio. Antes, la Audiencia de Granada ya había rechazado la petición de Rivas de suspender la entrega de su hijo en un auto en el que volvió a subrayar la obligación de cumplir la orden dictada por la Corte de Apelación de Cagliari.
¿Alienación parental?
A pesar de que el testimonio del hijo mayor de Juana Rivas ha sido utilizado por muchos para poner en duda las consideracion de la Justicia italiana , lo cierto es que ni psicólogos ni jueces han dado nunca credibilidad a tales acusaciones, porque jamás se han encontrado pruebas, porque su actitud nunca ha casado con sus palabras y porque ha quedado constatado que el secuestro perpetrado por Juana Rivas —por el que fue condenada en sentencia firme— "favoreció la estructuración de un proceso de alienación de la figura paterna".
Según los Servicios Sociales, además, esta situación generaba en el padre "una enorme dificultad en la gestión de las relaciones con los niños", porque cualquier palabra o actitud o comportamiento venía "instrumentalizado y manipulado" y corría el riesgo de que todo lo que dijera e hiciera fuera utilizado en su contra. Pero, ademas, en el caso del pequeño Daniel, él mismo ha llegado a denunciar la presión que su madre ejercía sobre él para que dijera cosas que no eran ciertas.
La confesión de Daniel
"Me obligó a hacer vídeos, me obligó a decir que quiero vivir allí (en Granada), pero yo no quiero vivir allí, yo quiero vivir aquí", dijo insistentemente el menor ante el juez italiano y ante los profesionales que siguen su caso en Cagliaria, a los que, además, les confesó que su madre había aprovechado las últimas vacaciones de verano para llevarle a varias psicólogas para tratar de predisponerle contra su padre.
Al no conseguirlo, una vez que el menor ya estaba en Carloforte, Rivas presentó unas capturas de pantalla de supuestos mensajes de su hijo pequeño, en los que éste le pedía ayuda "frente a una escalada de conductas cada vez más graves" por parte de su exmarido. La jueza rechazó, sin embargo, tales pruebas, tras pedirle a uno de los educadores que hablase con el menor para indagar si era cierto. El niño aseguró entonces "que él no había escrito tales mensajes, que en realidad habían sido escritos por la madre, usando aplicaciones y el sistema de capturas de pantalla para cambiar las fechas".
Por todo ello, la Justicia italiana corroboró finalmente que Juana Rivas no solo dificulta la "relación afectiva con el padre", sino que, además, "mina la serenidad" de sus hijos, sobre los que ejerce un "profundo daño psicológico". Por eso, con el fin de limitarlo al máximo posible, no solo le otorgó la custodia a Francesco Arcuri, sino que, además, limitó las visitas de la madre.
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