Antes, lo que "sobraba" se lo guardaba un "melitar", ahora se lo guardan las cajas de ahorros, pero lo mismo da.
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Antes, lo que "sobraba" se lo guardaba un "melitar", ahora se lo guardan las cajas de ahorros, pero lo mismo da.
Enviado por Casio el día 20 de Mayo de 2012 a las 08:35
Hay gente que piensa, que esto “que nos está pasando” es un dislate, cuando en realidad es la biblia de nuestro ser, porque salvo honrosas excepciones, aquí hay mas “Menegildas” que pelos implantados tiene Bono.
Por que si es que no sabe por las mañanas “brujulear”, aunque mil años viva su paradero es “El Hespital” y es que tanto el refranero, como lo “popular” son los herederos de nuestro ser, que para algunos es también el estar, y no conocen otra.
La Menegilda
¡Pobre chica, la que tiene que servir!
Más valiera que se llegase a morir;
porque si es que no sabe por las mañanas brujulear,
aunque mil años viva,
su paradero es el hospital.
Cuando yo vine aquí
lo primero que al pelo aprendí,
fue a fregar, a barrer,
a guisar, a planchar y a coser;
pero viendo que estas cosas
no me hacían prosperar,
consulté con mi conciencia
y al punto me dijo "Aprende a sisar."
"Aprende a sisar, aprende a sisar."
Salí tan mañosa, que al cabo de un año
tenía seis traies de seda y satén.
A nada que ustedes discurran un poco,
ya saben o al menos,
ya se han figurao
de dónde saldría
para ello el parné.
Yo iba sola por la mañana a comprar
y me daban seis duros para pagar:
y de sesenta reales gastaba treinta,
o un poco más,
y lo que me sobraba me lo guardaba un melitar.
Yo no sé como fue
que un domingo después de comer.
Yo no sé que pasó,
que mi ama a la calle me echó;
pero al darme el señorito
la cartilla y el parné
me decía por lo bajo:
"Te espero en tal parte tomando café."
"Tomando café, tomando café."
Después de este lance serví a un boticario,
serví a una señora que estaba muy mal;
me vine a esa casa y aquí estoy al pelo,
pues sirvo a un abuelo
que el pobre está lelo
y yo soy el ama,
y punto final.
Por que si es que no sabe por las mañanas “brujulear”, aunque mil años viva su paradero es “El Hespital” y es que tanto el refranero, como lo “popular” son los herederos de nuestro ser, que para algunos es también el estar, y no conocen otra.
La Menegilda
¡Pobre chica, la que tiene que servir!
Más valiera que se llegase a morir;
porque si es que no sabe por las mañanas brujulear,
aunque mil años viva,
su paradero es el hospital.
Cuando yo vine aquí
lo primero que al pelo aprendí,
fue a fregar, a barrer,
a guisar, a planchar y a coser;
pero viendo que estas cosas
no me hacían prosperar,
consulté con mi conciencia
y al punto me dijo "Aprende a sisar."
"Aprende a sisar, aprende a sisar."
Salí tan mañosa, que al cabo de un año
tenía seis traies de seda y satén.
A nada que ustedes discurran un poco,
ya saben o al menos,
ya se han figurao
de dónde saldría
para ello el parné.
Yo iba sola por la mañana a comprar
y me daban seis duros para pagar:
y de sesenta reales gastaba treinta,
o un poco más,
y lo que me sobraba me lo guardaba un melitar.
Yo no sé como fue
que un domingo después de comer.
Yo no sé que pasó,
que mi ama a la calle me echó;
pero al darme el señorito
la cartilla y el parné
me decía por lo bajo:
"Te espero en tal parte tomando café."
"Tomando café, tomando café."
Después de este lance serví a un boticario,
serví a una señora que estaba muy mal;
me vine a esa casa y aquí estoy al pelo,
pues sirvo a un abuelo
que el pobre está lelo
y yo soy el ama,
y punto final.