La policía de Chicago detiene a este vehículo, porque el conductor, un joven de 26 años, no lleva el cinturón de seguridad. La oficial le repite que abra la puerta hasta en 6 ocasiones. pero el conductor comienza a disparar. Los policías intentan ponerse a salvo, pero unos segundos más tarde dispara 96 balas contra el conductor.
El detenido acaba tirado en el suelo. Aun así, la policía sigue disparando. Aunque el joven está inconsciente, los agentes le ponen las esposas. En el tiroteo, también uno de los policías resulta herido en una mano. El detenido acababa falleciendo en un hospital. Ahora la familia pide que se investigue su asesinato, al considerar un uso desmedido de la fuerza policial.