
El huracán Milton ha cogido tanta fuerza durante esta semana que no le ha costado convertirse en uno de categoría 5, el punto más elevado de la escala Saffir-Simpson. Nacido en el Golfo de México, se dirige ahora a Florida, amenazando con convertirse en el huracán más costoso de la historia del estado, superando el récord que dejó "Ian" en 2022. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos ya ha avisado de la extrema peligrosidad de este desastre natural y Jane Castor, alcaldesa de Tampa, ciudad más amenazada por Milton, ha confirmado a sus habitantes que: "Si se quedan, morirán".
Desde junio a noviembre, numerosos huracanes azotan cada año las zonas del Golfo de México, la zona del Caribe y el este de los Estados Unidos. Observamos las razones de que se produzca un número tan elevado en estas zonas:
La forma más común de que se forme un huracán, es mediante una onda tropical, que consiste en una perturbación atmosférica que genera una zona de relativa baja presión. Estas suelen originarse en el África Oriental a mediados del mes de julio y van transportándose poco a poco hacia las zonas previamente comentadas. El agente que logra esta movilización son los vientos alisios, quienes soplan de manera regular de este a oeste, aproximándola hacia la zona de convergencia intertropical. Si existen unas condiciones adecuadas de humedad, vientos y temperatura, la onda tropical puede acabar convirtiéndose en un huracán.
México, Estados Unidos y el Caribe, zonas vulnerables
La principal razón de que estas sean las zonas más castigadas es que tienen unas condiciones de vientos y temperaturas muy favorables para que el huracán siga desarrollándose a su paso. Cuando este llega a la zona de convergencia intertropical, es el anticiclón de Bermudas-Azores el que decidirá hacia dónde va a dirigirse.
Los anticiclones son zonas de alta presión atmosférica y aire más seco que actúan como un obstáculo para los huracanes, si quiere avanzar, debe bordear el anticiclón. El tamaño del de Bermudas-Azores resulta clave para determinar la dirección del huracán. Si este es débil, situado hacia el este, el huracán lo rodea con facilidad y asciende hacia el norte, acercándose a la costa este de Estados Unidos. Sin embargo, si el anticiclón es más fuerte y se encuentra orientado hacia el suroeste, el huracán hace un mayor desvío, atacando directamente la zona del Golfo de México y Florida.
Jorge Zavala, miembro del Servicio Meteorológico Nacional de México, afirma para un artículo de BBC News Mundo que: "el tamaño del anticiclón puede variar en cuestión de días y que un huracán puede realizar una trayectoria muy distinta a otro que sucede tres días después". Incluso, la aparición de un nuevo anticiclón puede crear un giro en la trayectoria de un huracán, como sucedió en 2012 con el que fue apodado como Sandy. Este se encontraba alejándose hacia el noreste, cuando se topó con un anticiclón y un frente frío en Groenlandia que le hicieron desviar su camino, causando que llegara a la costa de Estados Unidos y causase grandes daños en Nueva York y Nueva Jersey.
Según el meteorólogo Gary M. Barnes, el aumento de la temperatura de los océanos causado por el cambio climático, supone un peligro en torno a este tema, ya que puede agravar la intensidad de los huracanes. Barnes afirma que todavía no tienen los datos suficientes para probar esto, no obstante, concluye con un ligero mensaje de alerta, añadiendo que en cuestión de 25 años es posible que sí existan evidencias.

