San Martín de Valdeiglesias

Madrid sí tiene playa… y naturaleza e historia y muchas más cosas
Un reportaje de Carmelo Jordá y David Alonso Rincón

A una hora de Madrid –incluso menos según el tráfico y la zona de la capital de la que salgamos–, en medio de un paisaje bellísimo de colinas cubiertas por un interminable bosque de pinos y con alguna peculiaridad verdaderamente única, San Martín de Valdeiglesias es una de esas joyas no suficientemente conocidas de la Comunidad de Madrid que merece una visita.

Y es que San Martín tiene un poco, o un mucho, de casi todo: esa naturaleza privilegiada de la que se puede disfrutar de muchas formas, la oportunidad única para disfrutar del agua e incluso de playas, una de las ofertas de enoturismo más completas y, por si todo lo anterior no fuese suficiente, una villa medieval que aún se puede encontrar en la calles estrechas del centro aún y que donde mejor se puede ver, sin duda, es en el espectacular castillo de la Coracera. Vamos a ver (casi) todas esas cosas.

Castillo de la Coracera y el centro histórico

Empezamos por ese casco viejo y por el corazón de todo pueblo y ciudad española: la plaza mayor. En San Martín de Valdeiglesias se trata de la Plaza Real, que data de 1834 y es el centro y punto de encuentro de la localidad. En la Plaza Real se encuentran el Ayuntamiento, coronado por un gran reloj y atravesado por un vistoso callejón, y la Iglesia de San Martín Obispo. Además, a pocas calles de la propia plaza encontraremos algunas casas solariegas que aún conservan las reproducciones en piedra de los escudos de armas de las familias que allí vivieron.

El municipio también cuenta con una historia centenaria y puede presumir de tener su propio castillo aún en pie: el castillo de la Coracera, que está situado en pleno centro, junto a la plaza de Teodoro Bravo.

La fortaleza está construida en un emplazamiento elevado y de fácil acceso tanto a pie como en coche. Su origen es incierto, pero la construcción que ha llegado hasta nuestros días fue fruto del empeño de don Álvaro de Luna, valido del rey castellano Juan II, padre de Isabel la Católica. Los gruesos muros de este castillo madrileño pueden presumir de ser testigos de la historia castellana desde tiempos muy lejanos.

Con su alta torre del homenaje visible desde una gran distancia, el castillo se mantiene en un envidiable estado de conservación –está considerado uno de los mejor conservados de España– no sólo por la piedra berroqueña con la que fue construido, sino por los procesos de restauración a los que fue sometido a mediados del siglo pasado y principios de este. Desde esa torre del Castillo de la Coracera se ven los picos de la Sierra de Gredos, los viñedos que rodean a la localidad y los bosques que cubren la Sierra Oeste de Madrid.

Por supuesto el castillo es visitable –y muy recomendable para ir con niños, por cierto– y también cuenta con espacios para la celebración de exposiciones, reuniones de empresa, conciertos al aire libre o conferencias, una muestra de la puesta en valor del patrimonio. Además, como dato destacable una vez en su interior, el visitante cuenta con un sistema de información audiovisual a modo de proyección sobre las paredes y permite conocer la historia de la comarca y del castillo.

La playa de Madrid

Decía la canción que en Madrid no hay playa, pero no es cierto: no sólo la hay sino que además cuenta con la bandera azul con la que la Unión Europea reconoce a aquellas que reúnen ciertos criterios de excelencia, calidad y seguridad. Y, por supuesto, está en San Martín de Valdeiglesias.

Se trata de la playa Virgen de la Nueva, que está por supuesto en el Pantano de San Juan, el único embalse de Madrid en el que no sólo está permitido el baño sino también actividades acuáticas de distintos tipos.

La playa, que no es la única del embalse, por cierto, está en mitad del idílico bosque de pinos que rodea la localidad. Es tranquila y agradable los días de diario, cuando sólo unos pocos bañistas y algunos pescadores la disfrutan, y algo más bulliciosa y divertida los fines de semana.

Llama la atención por su paisaje bellísimo de pinos y rocas y también por sus agua limpias, no demasiado frías y llenas de peces que no es tan difícil que piquen si el pescador tienen alguna pericia.

Junto a la propia playa hay un embarcadero con pequeños y no tan pequeños botes y no es el único: hay más en otras partes del Pantano y en toda la zona se ha generado una interesante vida náutica con clubs de distinto tipo, comercios... Y no es de extrañar, pocas oportunidades y pocos placeres como el de navegar, o remar o hacer esquí acuático en un entorno de esa belleza y a menos de una hora de la capital.

Senderismo de primera

Los bosques alrededor de San Martín de Valdeiglesias y especialmente, pero no sólo, la zona que rodea al Pantano de San Juan, son también un lugar perfecto para la práctica de otro deporte: el senderismo con el que el viajero puede no sólo hacer ejercicio sino entrar en contacto con una naturaleza privilegiada.

Algunas de las rutas que salen del municipio incluso permiten llegar a espacios culturales, como la que une todas las ermitas de la localidad y, sobre todo, la que traspasando la frontera con Castilla y León nos lleva hasta los famosos Toros de Guisando, uno de los hitos monumentales de la España prerromana.

Pero como decimos, quizá lo más habitual sea aprovechar también para esto el entorno del embalse y las múltiples rutas que van uniendo los miradores desde los que se puede disfrutar de unas vistas maravillosas sobre un lago que se ha integrado tanto en el ecosistema que cuesta creer que no es natural.

Caminatas de unas pocas horas y que en su mayoría no son especialmente difíciles permiten llegar a miradores como el del cerro de San Esteban o el del Romanticismo con unas vistas en las que uno no puede evitar pensar que, efectivamente, está en un sitio y en una villa muy especiales.

Enoturismo en San Martín de Valdeiglesias

La sierra de Guadarrama y la Sierra de Gredos confluyen en un paraje de inigualable belleza natural, sus majestuosas formaciones graníticas, agrestes sierras y frondosos valles poblados con encinas y pinos, son perfilados por el río Alberche, conformando el valle de San Martín de Valdeiglesias, rodeado también de olivos y sobre todo viñedos centenarios.

La localidad es una de las cuatro subzonas de la Denominación de Origen Vinos de Madrid, al los pies de la Sierra de Gredos y además destaca por su singularidad y belleza gracias a su suelo rico en granito y su emplazamiento natural que influyen en sus vinos haciéndolos muy característicos. Heredera de una gran tradición vinícola que se remonta al siglo XII, relacionada con los monjes cistercienses, gracias a su empeño y gusto por cultivar las vides y producir vino. Tanta es la importancia del vino de la zona que aparece en los textos literarios de Jorge Manrique, Tirso de Molina o Cervantes.

Sus vinos característicos son el tinto procedente de la uva garnacha y el blanco, elaborados con la uva autóctona, el albillo real y muchas son las bodegas que realizan catas y visitas guiadas, así como actividades culturales en el viñedo. Una de ellas es Tierra Calma situada a pocos kilómetros del centro del pueblo y que ofrece una interesante visita a la bodega, de reciente construcción y sobre todo un recorrido por su finca y viñedos, con unas espectaculares vistas a la sierra.

"Cuando tienes una copa en la mano es necesario parar y pensar el valor del trabajo, el tiempo y el esfuerzo que se han invertido para conseguir ese producto", comenta Rafael, fundador de la bodega mientras muestra la perspectiva vigorosa de su viñedo a dos meses de la vendimia.

El proyecto nace fruto de la pasión de una pareja por el mundo del viticultura y el contacto con la naturaleza. Su elaboración es de estilo borgoñés, con una uva garnacha de la que presume Rafael por su singularidad con respecto al resto de España. La visita a la finca y al viñedo, de unas tres horas, es interesante y enriquecedora por su autenticidad y la posibilidad de estar en contacto con el entorno. Y, para terminar, por supuesto, una cata de vinos en una casa rústica de acogedora decoración y reciente construcción, ningún entorno mejor para apreciar la uva tan distintiva de esta parte de la Comunidad de Madrid.

San Martín de Valdeiglesias también alberga una bodega muy especial, "Las Moradas" la cual ha sido galardonada en este 2022 con la medalla Gran Bacchus de Oro 2022. Un premio que otorgan los mejores profesionales del sector a nivel mundial procedentes de 13 países y organizado por la Unión Española de Catadores.

En resumen, tal y como pueden ver, San Martín de Valdeiglesias da para mucho –¡y nos dejamos muchas cosas: el Bosque Encantado, la ermita de la sangre...– y merece algo más que nuestra atención: merece una o incluso varias visitas.

SAN MARTÍN DE VALDEIGLESIAS

BUITRAGO DE LOZOYA

EL FRENTE DEL AGUA

COLMENAR DE OREJA

TORRELAGUNA