
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha vuelto a poner de moda un término que ya parecía que había quedado fuera de nuestro vocabulario, y no es otro que el de "guerra comercial". Como ya hemos contado en Libre Mercado, desde hace semanas se viene produciendo una "guerra arancelaria" entre Estados Unidos y prácticamente el resto del mundo, aunque con especial atención con China: si EEUU le sube los aranceles al gigante asiático, Pekín hace lo propio con Washington.
Esta guerra comercial entre Estados Unidos y China no es nueva, pues en la anterior etapa de Donald Trump al frente de Estados Unidos ya se desató otra guerra comercial entre ambos países, aunque en ese caso no se alcanzaron las cotas a las que sí se están llegando ahora. Pues bien, es justo sobre la guerra comercial entre Estados Unidos y China del año 2018 sobre lo que se ha publicado un trabajo reciente sobre quiénes serían realmente los grandes beneficiados de estas guerras comerciales entre países.
Este trabajo, elaborado por los economistas Ling Cen, Lauren Cohen, Jing Wu y Fan Zhang, bajo el título "Who Benefits from Trade Wars?" , aporta evidencia que demuestra que mientras que las empresas promedio que comercian con China o EEUU disminuyen significativamente su comercio con estas jurisdicciones tras las sanciones (aranceles), aquellas empresas que tienen un vínculo con el gobierno no se ven afectadas, ya que tienen una mayor probabilidad de recibir exenciones de aranceles en comparación con la empresa promedio. En este artículo vamos a explicar los principales resultados que muestra este trabajo.
En primer lugar, los autores nos cuentan que aquellas empresas vinculadas al gobierno tienen casi el doble de probabilidades de recibir exenciones arancelarias que las empresas equivalentes que comercian en la región y no son proveedoras del gobierno. En palabras de los autores, "estos efectos aumentan con el nivel de vinculación gubernamental".
Todo son ventajas si tienes conexiones políticas
Utilizando datos a nivel microeconómico, los economistas observan que las empresas proveedoras del sector público que contratan a más empleados con experiencia previa en el sector público, incrementan más su actividad importadora, más aún cuando el antiguo empleado trabajaba en algún puesto de contratación pública. Así pues, encuentran pruebas de que esto se traduce en "considerables beneficios acumulados en términos de rentabilidad a nivel de empresa, ganancias de cuota de mercado y rendimientos bursátiles superiores".
Un aspecto muy llamativo que señalan los autores es que las empresas que son proveedoras del gobierno aumentan hasta un 30,41% sus importaciones tras el inicio de las sanciones formales, un incremento considerable y más teniendo en cuenta que la actividad del resto de empresas disminuye tras el inicio de las sanciones.
En resumen, lo que vienen a constatar los economistas es que las empresas que tienen algún tipo de vinculación con el gobierno (normalmente gracias a tener a exfuncionarios y/o trabajadores con experiencia en contratación gubernamental) tienen hasta el doble de probabilidades de recibir exenciones de aranceles en comparación con cualquier otra empresa promedio del mismo sector, haciendo que se vean claramente beneficiadas y cuya exención acaba repercutiendo muy positivamente en los beneficios de estas empresas.
Al final, vemos que estos resultados encajan perfectamente con lo que sabemos que son los aranceles, ya que son básicamente una forma de proteger un grupo muy concreto de los puestos de trabajo a cambio de perjudicar al resto de la población, ya que mientras se protege a unos pocos productores y trabajadores locales encareciendo los productos extranjeros, se está castigando al resto de trabajadores y consumidores al hacerles pagar más por aquellos productos que desean. De esta forma, sólo las empresas que reciben esta protección son las que se benefician de los aranceles, sin contar con los impuestos recaudados por el Estado.


