El futuro de la central nuclear de Almaraz sigue en el aire tras un primer intento de Iberdrola y Endesa de plantear una prórroga, mediante una carta enviada a Transición Ecológica, que desechó Sara Aagesen. Aunque el diálogo sigue abierto, las posiciones continúan inamovibles: el Gobierno dice estar a la espera de una petición "oficial", firmada por todas las empresas propietarias, y las eléctricas no se plantean por ahora ningún movimiento más, a la espera de algún gesto. Este miércoles, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, avisó de que era imprescindible para una prórroga cambios en la fiscalidad y la legislación; desde el Ejecutivo, mientras, avisan de que no habrá medidas que perjudiquen "económicamente" a los ciudadanos.
Entretanto, crece la preocupación en la región según se acerca la fecha prevista de cierre, otoño de 2027 y 2028, por las desastrosas consecuencias que tendría para la zona la pérdida de la principal industria de Extremadura y generadora del 7% de la electricidad de toda España. Y mientras el Gobierno se estaría resistiendo a una prórroga para no molestar a sus socios en el cada vez más difícil equilibrismo parlamentario, una encuesta de Metroscopia difundida este jueves refleja que la gran mayoría de la sociedad extremeña aboga por prorrogar unos años las centrales nucleares, votantes de la izquierda incluidos.
Según el sondeo, sólo el 17% de los extremeños está de acuerdo con cumplir el calendario de cierre previsto, entre 2027 y 2035, de todas las centrales españolas. Un 31 por ciento aboga aplazar el cierre y un 47% piensa que España no debería renunciar a la energía nuclear.
Los partidarios de cerrar las centrales en los plazos acordados son la opción minoritaria entre votantes de todas las fuerzas políticas, incluidos Unidos por Extremadura, que batalla a favor del cierre, y del PSOE, que en la región se opone pese a la férrea posición antinuclear del Gobierno. Entre los votantes de Podemos, el 54% quiere que Almaraz siga abierta (el 30% se opone al cierre y el 24% quiere aplazarlo) y el 41 por ciento quiere cerrarla como estaba previsto. Entre los socialistas, el 29 por ciento no quiere cerrarlas, el 36% quiere aplazarlo y el 30 por ciento opta por el cierre ya. Entre los votantes de Vox y PP, sólo el 3 por ciento quiere que se cumpla el calendario previsto.
Por otro lado, un 78 por ciento considera una mala noticia para Extremadura el cierre de Almaraz, opinión que comparten votantes de todos los partidos. Un 96 por ciento cree que ha tenido un impacto positivo en el empleo, un 86 por ciento piensa que ha contribuido al desarrollo económico, un 77 por ciento opina que ha beneficiado la actividad industrial y un 81 por ciento opina que ha facilitado el comercio local. Más de un 70 por ciento también considera que ha contribuido a mejorar servicios e infraestructuras.
En cuanto a la seguridad, un 78 por ciento piensa que es segura frente al 11 por ciento que piensa que no lo es. Entre los habitantes de Campo Arañuelo, la comarca en la que se asienta la central y por tanto quienes viven más cerca, el porcentaje de los que la ven segura asciende al 83 por ciento. También supera el 80 por ciento el porcentaje de extremeños que piensa que no ha tenido ningún impacto en su salud o el medio ambiente.
Respecto a las consecuencias de la clausura, el sondeo refleja que la inmensa mayoría de extremeños está preocupado por el futuro de su región: un 75% augura un éxodo de trabajadores y sólo el 5 por ciento cree que se perderán pocos o ningún empleo.