
En un contexto en el que se cuestionan los logros de la civilización occidental y se reescribe la historia desde paradigmas ideológicos, dos autores españoles —el economista León M. Gómez Rivas y el teólogo José Carlos Martín de la Hoz— publican La Escuela de Salamanca: Cuando el pensamiento español iluminó al mundo (Rialp, 2024), una obra que pone en valor una de las grandes aportaciones intelectuales de España a la humanidad.
El volumen, profusamente documentado, explica cómo en el siglo XVI surgió en Salamanca un grupo de teólogos, juristas y filósofos que, partiendo de la escolástica tomista, renovaron el pensamiento económico, político y moral de su tiempo. Nombres como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de Mariana o Francisco Suárez protagonizan una auténtica revolución intelectual que anticipa ideas tan modernas como la soberanía popular, la limitación del poder, el derecho natural de los pueblos, la libre empresa o la crítica a los abusos fiscales.
La dignidad humana, pilar fundacional
Desde la afirmación de la dignidad del ser humano como sujeto moral y político, los salmantinos se enfrentaron al absolutismo, al colonialismo arbitrario y a la tiranía. Francisco de Vitoria, considerado uno de los padres del derecho internacional, denunció en sus famosas Relecciones la injusticia de la conquista sin causa justa y defendió los derechos naturales de los pueblos indígenas de América, siglos antes de que se hablara de derechos humanos.
Para Vitoria, los indios no eran inferiores ni bárbaros, sino seres racionales dotados de alma y razón, lo cual les hacía titulares del ius gentium. A partir de ahí, se plantea la necesidad de limitar el poder del rey y de reconocer la autonomía de las repúblicas como comunidades naturales.
Precursores del libre mercado
En el ámbito económico, los autores del Siglo de Oro español anticiparon conceptos hoy centrales en la teoría del mercado. Martín de Azpilcueta explicó la teoría cuantitativa del dinero antes que Jean Bodin o David Hume. Luis de Molina y Juan de Lugo desarrollaron una ética del comercio basada en el valor subjetivo, el precio de mercado y la libertad contractual.
Frente al mercantilismo y la manipulación monetaria, los salmantinos defendieron el respeto a la propiedad privada, la competencia como mecanismo de descubrimiento de precios y la legitimidad del beneficio empresarial. "El justo precio es el que surge del común estimar del mercado", afirmaban, adelantándose siglos al marginalismo y la teoría austriaca del valor.
Crítica al poder y a la tiranía fiscal
Uno de los capítulos más brillantes del libro está dedicado a Juan de Mariana, el jesuita que denunció los abusos del poder monárquico y escribió con audacia sobre el derecho de resistencia frente a la tiranía. En su De rege et regis institutione, advierte contra los impuestos arbitrarios, la inflación provocada por el Estado y la corrupción del poder absoluto.
Para Mariana, el rey no es dueño del reino, sino su primer servidor. La libertad de los súbditos y el respeto al orden jurídico natural son condiciones irrenunciables para la legitimidad del gobierno. No es casualidad que su obra fuese prohibida por las monarquías absolutistas y venerada por los liberales del siglo XIX.
Un legado olvidado… y recuperado
Gómez Rivas y Martín de la Hoz se esfuerzan no solo por analizar los textos originales, sino también por mostrar la vigencia de sus ideas. Desde los debates sobre el Estado de Derecho hasta la economía de mercado, pasando por el papel de la conciencia en la vida moral, los autores salmantinos siguen ofreciendo respuestas lúcidas a los dilemas contemporáneos.
La publicación del libro es también un acto de justicia histórica: durante demasiado tiempo, la cultura española ha ignorado o infravalorado la importancia universal de la Escuela de Salamanca, mientras que académicos anglosajones como Murray Rothbard la reivindican como una piedra angular del pensamiento liberal clásico, tal y como siempre han hecho pensadores como Federico Jiménez Losantos, presidente del Grupo Libertad Digital, y centros de pensamiento como el Instituto Juan de Mariana.
En tiempos de estatismo rampante y olvido cultural, este libro llega como un soplo de aire fresco. Una invitación a redescubrir que, cuando España fue faro de la civilización, lo fue por el poder de sus ideas.

