
En una tensa sesión del pleno de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo (PECH) celebrada la semana pasada, se selló la victoria italiana en lo que algunos han denominado "la batalla de las almejas". En su habitual celo intervencionista y regulatorio, la comisión debatía sobre la talla mínima que deben tener los moluscos y, finalmente, España salió perdiendo.
La normativa estándar de la Unión Europea para moluscos bivalvos del Mediterráneo establece que como mínimo deben medir 25 milímetros para su comercialización. Sin embargo, desde hace años, Italia se salta esta norma porque, según afirma, las almejas del Adriático siempre son más pequeñas debido a las condiciones ambientales. De este modo, Italia (y sólo Italia) puede vender su almeja verace (Chamelea gallina) si mide más de 22 milímetros, es decir, 3 milímetros menos que el resto de almejas europeas.
La Comisión de Pesca debatía sobre si era el momento de rescindir esa ventaja, pero finalmente la Unión Europea se posicionó junto a los italianos y el resultado fue de 22 votos a favor de mantener la excepción frente a 3 votos en contra. Así que las flotas italianas del Adriático podrán seguir capturando almejas desde 22 milímetros hasta 2030.
Desde España, se calificó el resultado como una "derrota" del sector nacional y un golpe al principio de igualdad de condiciones en el mercado único de la pesca. La cuestión de fondo es que el producto italiano (más pequeño) puede entrar en el mercado con menor coste de producción y menor tiempo de crecimiento, lo que genera una competencia desleal para las hiperreguladas almejas de Andalucía y Galicia.

