
El Ejecutivo de Pedro Sánchez, adalid de la lucha animalista por el bienestar animal, ha decidido ahora confinar a las gallinas. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha anunciado nuevas medidas de control frente a la gripe aviar que incluyen, entre otras restricciones, la prohibición de la cría de aves de corral al aire libre en las zonas de especial riesgo y vigilancia.
La orden, publicada este miércoles, responde al aumento de casos de gripe aviar detectados tanto en aves silvestres como en aves de corral, una tendencia que el propio Ministerio califica de "empeoramiento de la situación". España concentra ya 14 de los 139 focos registrados en la Unión Europea entre el 1 de julio y el 5 de noviembre, y el Gobierno teme que la llegada del frío agrave la situación.
Así, a partir del 10 de noviembre entrarán en vigor nuevas medidas: quedará prohibida la cría conjunta de patos y gansos con otras aves de corral, la utilización de aguas accesibles a aves silvestres y el mantenimiento de aves de corral al aire libre, salvo que se tomen medidas como colocar telas pajareras o cerramientos que impidan el contacto con aves salvajes.
También se prohíbe la presencia de gallinas y otras aves cautivas en ferias, exposiciones y certámenes ganaderos, salvo evaluación de riesgo favorable por parte de las autoridades autonómicas.
La paradoja del bienestar animal
La medida resulta toda una ironía para los defensores del discurso oficial del "bienestar animal". El modelo de producción en libertad, promovido como más "natural" y "ético", queda ahora en entredicho porque resulta mucho más arriesgado para los productores de pollo y huevos.
De hecho, las gallinas criadas al aire libre son más vulnerables a la gripe aviar porque tienen contacto con el entorno y con aves silvestres, principales portadoras del virus. Basta con que una bandada infectada sobrevuele un corral abierto y deje excrementos contaminados en el agua o el alimento para provocar un brote. Y eso obligaría a eliminar todas las aves, sanas o enfermas, por precaución.
En cambio, las aves criadas en jaula o en sistemas cerrados, aunque criticadas por los grupos animalistas y por la propia Unión Europea —que pretende eliminarlas progresivamente—, están más protegidas frente al contagio al permanecer en espacios controlados, con medidas estrictas de bioseguridad y sin acceso al exterior. Esto también garantiza que, a diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos, el precio de los huevos y el pollo no acaben disparados en los supermercados.


