
Si hay una parte del mundo que se ha erigido como la gran luchadora contra el calentamiento global, esa es Occidente, entendido grosso modo como Europa Occidental y América del Norte (EE. UU. y Canadá). Estas regiones, especialmente en el caso de Europa a través de la Unión Europea, han impulsado con más ahínco una serie de "políticas verdes" para acabar cuanto antes con el consumo de combustibles fósiles y para pasar así a un consumo 100% de energías renovables.
El problema de todo esto es que, aunque teóricamente es muy loable el hecho de ir transitando hacia un modelo más sostenible y limpio, de poco sirve que una pequeña parte del mundo "haga las cosas bien" mientras la mayor parte de la población mundial sigue consumiendo cada vez más combustibles fósiles como el carbón. Esto es exactamente lo que ocurre con China, que es responsable de más del 55% de las emisiones de CO2 a la atmósfera provocadas por el consumo de carbón.
En el siguiente gráfico de Our World In Data podemos ver la evolución de las emisiones anuales de CO2 del carbón hasta 2024:

Como se puede observar, en el año 2024 se produjeron en todo el mundo alrededor de 15,81 mil millones de toneladas de CO2 por carbón, de las cuales el 56,2% pertenecen a China. Por su parte, la Unión Europea apenas representa un 2,97% del total de emisiones anuales de CO2 por carbón, mientras que América del Norte (Estados Unidos y Canadá) representa un 4,81% del total. Por último, vemos que la India representa un 13,34% del total.
Es decir, la Unión Europea está llevando a cabo a marchas forzadas la transición verde cuando prácticamente no tiene ningún impacto en las emisiones mundiales de CO2 a la atmósfera. También en el gráfico se puede observar cómo, mientras en la Unión Europea, en Estados Unidos y en Canadá el número de emisiones de CO2 caen en los últimos años, en China o en la India no paran de subir estas emisiones, haciendo inútil todo el esfuerzo de los países occidentales.
China y la India provocan casi el 70% de las emisiones totales
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá aglutinan aproximadamente el 10% de toda la población mundial, mientras que en el caso de China y la India suman el 35% de toda la población del planeta. Con lo cual, un 10% de la población mundial estaría provocando el 7,78% de las emisiones totales de CO2, mientras que un 35% de la población mundial estaría provocando el 69,54% de todas las emisiones mundiales de CO2.
Así pues, por mucho que la Unión Europea alcance las "cero emisiones" de CO2, de nada servirá para frenar el calentamiento global si China y la India siguen contaminando como hasta ahora.
El hecho de que una región como la Unión Europea aspire a consumir energías más limpias y duraderas no es algo negativo; al contrario, la cuestión está en que la implantación de estas energías no llegue de forma orgánica y natural sino a través del encarecimiento artificial del resto de energías, haciendo así que el consumidor tenga que pagar más por lo mismo y empobreciéndolo.
Europa se empobrece para nada
Esto se ve perfectamente en el caso de los coches eléctricos, donde se castiga vía impositiva el consumo de combustibles fósiles para incentivar así la compra de vehículos eléctricos. El problema de esto es que la mayor parte de los ciudadanos no tiene el suficiente poder adquisitivo para comprar un coche eléctrico, siendo más evidente esto en el caso de España.
Si la Unión Europea, y Occidente en general, no comprende que no puede sacrificar el crecimiento económico y el bienestar material de sus ciudadanos en pro de algo que apenas tendrá impacto a nivel global, lo único que conseguirá será empobrecer aún más al conjunto de ciudadanos mientras países como China seguirán creciendo.

