
LD (Agencias) La polémica en Rusia sobre el rescate de los cientos de rehenes retenidos en una escuela de Beslán por un grupo de terroristas chechenos continúa durante la segunda jornada de duelo decretada por el Gobierno de Vladimir Putin. Versiones de la prensa local señalan que el asalto emprendido tres días después del secuestro masivo fue iniciado por civiles armados.
El periódico Novaia Gazeta publicó una entrevista concedida por el mediador en la crisis y presidente ingushetio, Auchev, donde afirma que el tiroteo que desencadenó el desenlace del secuestro fue iniciado por un grupo de civiles armados de Osetia del Norte que subsisten tras la guerra de 1992 contra la vecina república de Ingushetia.
Auchev narra que "cuando se oyó una explosión y los niños comenzaron a huir, pedimos al comando (terrorista) que dejase de disparar. Respondieron: 'hemos dejado de disparar, son ustedes los que disparan' (...). Ordenamos que parasen los disparos, pero hubo una tercera fuerza, las 'milicias populares', que decidieron liberar por su cuenta a los rehenes". Los terroristas creyeron que se había iniciado el asalto y activaron el resto de los explosivos. "Gritaron al teléfono: '¡es el asalto!'. Nosotros respondimos: 'No, Alfa (agentes de elite) no se ha movido'. Entonces dijeron: 'nos están disparando, es el asalto. Haremos explosionar todo'. Todo fracasó a causa de los disparos de estos estúpidos civiles".
Por su parte, el periódico alemán Süddeutsche Zeitung publica este martes que, según Lev Dsugayev, portavoz del presidente de Osetia del Norte, Alexander Dsasochov, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ofreció a los terroristas "dinero, un corredor de huida, helicópteros o aviones" y la liberación de los chechenos presos. Incluso, afirma que el mandatario se mostró dispuesto a romper el principio de no negociar con los terroristas.
La agencia de noticias rusas Interfax ha desvelado que, según fuentes de los servicios secretos, las unidades antiterroristas especiales "Alfa" y "Vympel" tuvieron once bajas mortales y más de treinta heridos en la crisis de los rehenes que concluyó con una masacre en la que murieron al menos 335 civiles. Entre los fallecidos se encuentra el comandante del destacamento "Alfa", creado en 1974 por Yuri Andrópov, entonces presidente del Comité Seguridad del Estado de la URSS, mas conocido por sus siglas en ruso, KGB.
Un oficial de ese grupo especial señaló al periódico Nezavísimaya Gazeta que "los diez (efectivos) fueron prácticamente fusilados cuando cumplían la misión de proteger a los niños. No era una operación de asalto, estaban literalmente cubriendo con sus cuerpos a los niños". Añadió que "si el grupo 'Alfa' hubiera lanzado un asalto no hubiera sufrido bajas, pero habrían muerto cien niños más".
