
LD (Agencias) La entrevista del soldado Faye Tuner en el tabloide The Sun, en la que narraba la incomunicación de los primeros cinco primeros en un espacio minúsculo, elevó a la enésima potencia la polémica suscitada por la autorización del Gobierno británico a la concesión de exclusivas sobre el secuestro.
El malestar surgió sobre todo entre los familiares de los soldados que participan en la Guerra de Irak y Afganistán que no veían con buenos ojos este lucro. Gracias al "ok" del Gobierno, los militares podrían haberse embolsado hasta 360.000 euros, aproximadamente.
Para zanjar esta situación, el ministro de Defensa, Des Browe, anunció que retiraba la autorización de las exclusivas hasta que no se revisase las normas que regulan estos permisos. Con todo, Browe reconocida "el dilema" de los efectivos de la Royal Navy.
En el periódico amarillista, The Sun Faye Turner explicaba cómo le obligaron a desnudarse, quedándose en ropa interior hasta que le dieron una pijama para cubrirse. Sus captores, afirma, le intentaron hacer creer que sus catorce compañeros ya habían regresado al Reino Unido.
En la primera entrevista concedida a un medio de comunicación tras la excepcional autorización del Ministerio de Defensa del Reino Unido de que los soldados podrán vender su historia a los medios de comunicación, recuerda que uno de sus interrogadores le preguntó: "¿cómo te sentirías si murieses por tu país?". Otro le amenazó con que no volvería a ver a su hija. "No comprendéis nada, debéis cooperar con nosotros. ¿No quieres volver a ver a tu hija?", le dijo otro.
En un momento de su cautiverio, la soldado de veintiséis años recuerda que temió ser asesinada cuando, "una mañana, escuché como serraban madera y clavaban clavos cerca de mi celda. No podía entender que era. Entonces una mujer entró a mi celda y me midió desde la cabeza a los pies con una cinta". Añade que "(la mujer) le gritó las medidas a un hombre que estaba fuera. Yo estaba convencida de que estaban haciendo mi ataúd".
En la entrevista, la militar explica que los iraníes le propusieron que si escribía las tres misivas a su familia, al pueblo iraní y al británico, estaría en libertad "en dos semanas" y que si no lo hacía, sería juzgada por espionaje y cumpliría varios años de prisión. Recuerda que "tuve sólo una hora para pensar en la propuesta. Si lo hacía, temía que todo el mundo en el Reino Unido me odiaría. Pero sabía que era mi única oportunidad para cumplir una promesa a Molly (su hija) de que estaría de regreso para su cumpleaños en 8 de mayo".
