Tan solo un 25 por ciento de los convoyes pudieron ponerse en marcha, lo que obligó a suspender el tráfico en numerosas líneas y a reducir la frecuencia en el resto, causando grandes contratiempos a sus 1,3 millones de usuarios diarios.
La compañía BVG trata de compensar la paralización de sus líneas de ferrocarril reforzando sus líneas de autobús, metro y tranvía con mas vehículos y una mayor frecuencia en sus rutas.
Un portavoz del BVG señaló que la decisión de paralizar la mayor parte de la flota de su ferrocarril se tomó esta noche tras comprobar que varios convoyes tenían los frenos defectuosos y ante la necesidad de realizar una revisión urgente para evitar accidentes.
Añadió que el problema no se debe a un defecto de material, sino de mantenimiento, ya que, durante el cambio de los cilindros de los frenos no se renovó una tuerca, que ahora corre peligro de romperse o soltarse. La red de ferrocarriles urbanos de Berlín tiene 332 kilómetros y es una de las mayores del mundo.
