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"¿Puede alguien gobernar Bélgica, por favor?"

La Unión Europea tiene en los mandos de su presidencia rotatoria a un país desgobernado. Bélgica lleva 101 días revolcándose en un atolladero político, en el que sus responsables se atoran en conversaciones de vuelta a ninguna parte. La sociedad clama por una solución: "Que Bélgica compre Gobierno en Ebay".

La Unión Europea tiene en los mandos de su presidencia rotatoria a un país desgobernado. Bélgica lleva 101 días revolcándose en un atolladero político, en el que sus responsables se atoran en conversaciones de vuelta a ninguna parte. La sociedad clama por una solución: "Que Bélgica compre Gobierno en Ebay".
El socialista Di Rupo, y el nacionalista De Wever

El desconcierto belga está hoy de aniversario: cumple 101 días de desbarajuste político, 101 días en los que Bélgica se encuentra sin Gobierno. Desde que el pasado abril dimitiera el gobierno del flamenco Ives Lterme y se convocasen elecciones anticipadas, la indefinición política en Bélgica no ha hecho más que recrudecerse.

En los comicios de junio, el partido soberanista flamenco N-VA (Nueva Alianza Flamenca) de Bart De Wever logró la mayoría, pero se hizo necesaria la negociación con los socialistas francófonos, comandados por Elio Di Rupo. El 30% de los francófonos del sur confió en este último, y también el Rey Alberto II, que le encargó el desmoralizante encaje de bolillos de conciliar dos posturas antagónicas: los partidarios de dividir el país en taifas lingüísticas, y quienes aún apuestan por una Bélgica unida.

El farragoso terreno de las negociaciones se concretó en una mesa de siete partidos, con más disposición a enconarse en sus posturas que de hacer cesiones y formar un Gobierno de coalición. Y es que estas negociaciones, que Di Rupo dijo afrontar como "un trabajo de titán" sólo dejaron al descubierto la verdadera problemática de Bélgica, que suma años sin un gobierno estable: las fricciones lingüísticas, administrativas y secesionistas en un país cada día más dividido.

Y desde junio hasta hoy, el vodevil: la prensa ha recogido día tras día las vicisitudes de unas conversaciones letárgicas y reiterativas, que lejos de avanzar, eran la misma historia repetida. Los soberanistas del N-VA preconizando un estado confederal con la escisión de Valonia; y los francófonos del PS defendiendo la unidad del país como estado independiente y unificado. Y así, un bucle infinito.

Como ya anticiparon los mentideros, estas idas y venidas hicieron mella en Di Rupo, que llegó a presentar su dimisión al Rey en dos ocasiones en sólo seis días. Tiró y recogió de nuevo la toalla, hasta el pasado 29 de agosto en el que el socialista pareció claudicar de manera definitiva. Acusó a los grupos flamencos de dinamitar el principio de acuerdo, y con un aspecto de profundo abatimiento, sentenció: "No se puede conciliar lo irreconciliable".

La patata caliente de formar un gobierno de coalición recayó entonces en manos de los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, a quienes el monarca designó como mediadores tras la renuncian de Di Rupo.

La enésima y última intentona: vuelve Di Rupo, vuelve

La llegada del día 100 en el caos belga ha traído consigo la enésima intentona de formar gobierno. La prensa recoge el apretón de manos entre Di Rupo y De Wever, de nuevo comprometidos a acercar posturas, que se han dado una semana de plazo para avanzar en la formación de un Gobierno, por el que nadie apuesta ya a estas alturas.

A los belgas esta canción ya les suena, y no precisamente a melodías esperanzadoras. Los comentarios en las noticias, los foros, e incluso las páginas de Facebook, traducen el profundo hastío y recelo de la política nacional. Abunda la sensación de que lo que no hayan logrado en más de 8 semanas de negociación, tampoco lo lograrán ahora el socialista y el conservador.

La prensa comparte escepticismo: "Una semana para salvar cien días" titula su editorial el diario Le Soir, quien señala que esta intentona sólo ha evitado "el caos", es decir unas elecciones anticipadas, aunque recela: "Pero, ¿por cuánto tiempo? El único mérito del acuerdo es ganar tiempo, una semana diez días... durante los cuales los siete socios medirán su deseo de continuar la aventura. Nada más".

Tampoco hay rastros de entusiasmo en el flamenco De Standaard, que a pesar de su firme apuesta por De Wever – el tsunami independentista, como fue bautizado - considera que "estamos en lo mismo que hace 14 días".

"Que Bélgica se compre un Gobierno en Ebay"

Los belgas querían un Gobierno conciliador y representativo. Cien días después ya solo quieren un Gobierno. El que sea. El desencanto, y la vergüenza de ostentar la presidencia rotatoria sumidos en el caos, ha condenado a Bélgica a la indiferencia política.

Las redes sociales y los foros de internet se han convertido en catalizador de la opinión pública, profundamente decepcionada. Así, los ciudadanos expresan su pesimismo y hastío en las redes sociales, y en los últimos meses han creado diversos grupos en la red, que dan muestra de ello, no sin cierta retranca: "Para que Bélgica se compre un Gobierno en eBay" reza uno con más de 4.000 miembros; "Gobierno belga: Error 404 No encontrado" remata otro.

La cabecera La Libre Belgique da una pequeña muestra de cómo también Twitter se ha convertido en un hervidero de quejas e ironías sobre el desgobierno belga, en el que se entremezclan los lamentos ("¿Alguien puede Gobernar Bélgica ya, por favor?") con la indiganción generalizada.

La amenaza de otras elecciones continúa sobrevolando el país, en el que conviven dos fenómenos tan irreconciliables como la mesa de siete partidos: el desapego de los ciudadanos por sus representantes, y la necesidad de estabilidad establecida por los mercados.

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