L D (EFE) En el momento de entrar en vigor la prohibición legal de difundir resultados de encuestas en el país, el actual presidente ruso, Vladímir Putin, aparecía como el favorito indiscutible para ganar los comicios con un 65 por ciento de intención de voto.
Ninguno de los otros cinco candidatos conseguía una cifra de dos dígitos en los sondeos de opinión, en los que figuraba en segundo lugar el candidato comunista, Nikolái Jaritónov, con apenas el 6 por ciento de las preferencias.
La independiente Irina Jakamada y el nacionalista de izquierda Serguéi Gláziev obtenían en las encuestas poco menos del 3 por ciento. El candidato del ultranacionalista Partido Liberal Democrático, Oleg Malyshkin, apenas conseguía el 1,5 por ciento, por delante del colista en los sondeos, el presidente del Consejo de la Federación o Senado de Rusia, Serguéi Mirónov, quien ni siquiera llegaba al 1 por ciento.
Pese a esos magros resultados, la candidatura de Mirónov era al menos hasta el lunes muy importante para el Kremlin, pues su único objetivo consistía en impedir un posible boicot a los comicios por parte de los candidatos opositores. La legislación electoral rusa señala como condición obligatoria para celebrar elecciones la existencia de al menos dos candidaturas, ya que si no se cumple este requisito los comicios son anulados.
Precisamente para evitar ese extremo, al que podía haberse llegado si los opositores se hubieran puesto de acuerdo en retirar sus candidaturas, Mirónov se sumó a la carrera por la Presidencia. El único intento en ese sentido lo protagonizó la liberal Jakamada, pero los demás candidatos hicieron oídos sordos a su propuesta de retirar candidaturas.
Desde las alturas de su gran popularidad, Putin no ha hecho formalmente campaña y se ha negado incluso a participar en debates con los demás candidatos. En la última semana de campaña el plato fuerte no es la propaganda de los aspirantes a la Presidencia de Rusia, sino la de la Comisión Electoral Central que insta a los rusos a acudir a las urnas.
La insistencia con la que se pide a la población que acuda a las urnas se debe a que, según la legislación electoral, los comicios se consideran válidos sólo si participa en ellos más de la mitad del censo electoral, cifrado en casi 110 millones de ciudadanos. Sin embargo, el presidente de la CEC se mostró confiado este martes en que la participación electoral será superior al 60 por ciento.
La Comisión Electoral de Moscú, donde además de las presidenciales se celebrarán las elecciones a la asamblea legislativa de la ciudad, anunció por su parte que los 3.216 colegios de la capital recibieron los materiales para la jornada electoral. En localidades remotas del país y en guarniciones militares muy apartadas, hace días que se vota de manera anticipada, posibilidad que contempla la legislación rusa.
