
LD (EFE) Francia y España están más alejados que nunca, en términos estratégicos. Mientras el presidente de la República de Francia reitera que su país será implacable con un Irán nuclear; el jefe del Gobierno de España se mostró partidario de "agotar hasta el último momento" el diálogo. Firmeza frente a buenismo.
Lo que no quiere aceptar el presidente del Gobierno que la diplomacia pierde su valor si no va acompañada de contundencia y fuerza. ¿Por qué cambiar la dirección si no habrá penalización? Zapatero, sin embargo, sigue desoyendo las leyes más básicas de la política internacional y se opuso por adelantado a "cualquier horizonte de confrontación". No descartó, eso sí, nuevas sanciones "aplicando las normas" de Naciones Unidas.
Sin embargo, en una entrevista concedida al periódico The New York Times, el presidente francés Nicolas Sarkozy dijo que un Irán con armas nucleares "es inaceptable", como lo es igualmente la existencia de armamento de ese tipo en otros países como Libia y Corea del Norte. La actual, dijo, es una "crisis internacional que hay que gestionar con mucha sangre fría y mucha firmeza, pero también con mucha reflexión".
No obstante, el presidente de Francia se muestra partidario de llegar a la imposición de sanciones a Teherán si ese país se niega a poner fin a su programa de enriquecimiento de uranio. Enseguida, afirma: "Se lo digo a los dirigentes iraníes sin ambigüedad alguna. Estoy dispuesto a explicar que para impedir a Irán tener armas nucleares hay que reforzar las sanciones, pero no pronuncio la palabra guerra".
Además, puntualiza que su preferencia sería que esas sanciones fueses adoptadas por Naciones Unidas y que si se deciden, sea en una votación. Asimismo se refiere a la posibilidad de que sea la Unión Europea (UE) quien determine esas sanciones que, a su parecer, "no serían una prueba de unilateralismo, sino una decisión internacional, multilateral".
Sarkozy declina pronunciarse si ese debate ya tiene lugar entre "Los Veintisiete", pero subraya en la necesidad de que "se den cuenta de a dónde les conduce la actitud de algunos de sus dirigentes", aunque no nombró al presidente de ese país, Mahmud Ahmadineyad, considerado un radical.
