
LD (EFE) El Gobierno federal mexicano se ha comprometido a detener a los asesinos del fundador y editor de la revista Zeta, Francisco Ortiz Franco, muerto a tiros. El presidente Vicente Fox se comunicó con el director del semanario, Jesús Blancornelas, para señala que su administración "reitera su condena a cualquier acto que pretenda vulnerar la integridad de los periodistas en el ejercicio de su profesión y refrenda su convicción de que la prensa libre y crítica, es la mejor garantía para el fortalecimiento de nuestra democracia".
Ortiz Franco falleció después de que unos individuos le dispararan en la cabeza, el cuello y el pecho cuando estaba a 300 metros de la Oficina de Homicidios de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California. Al periodista le acompañaban sus dos hijos de diez y ocho años, que resultaron ilesos.
Horas después del crimen, el Procurador de Justicia del Estado de Baja California, Antonio Martínez Luna, dijo que el crimen "estaba perfectamente planeado" y aseguró que lo esclarecerán las autoridades federales, estatales y el Ejército si es preciso. Casi dos horas después del atentado fue localizado el vehículo usado por los sicarios que estaba a pocos metros del lugar en que fue abatido el periodista.
Ortiz, de unos 50 años, había acudido junto con sus hijos Daniel y Andrea, a una consulta médica y al término de la misma, cuando colocaba a sus hijos en el asiento de atrás del vehículo, se percató de que en una camioneta "pick-up" color negro los seguía. Los testigos informaron de que una persona descendió del vehículo para disparar varios veces. Aunque Ortiz contaba con protección especial, en esta ocasión sus escoltas no lo acompañaban, como ocurría algunas veces a petición de la víctima.
