En sus últimas semanas, los miembros de la Asamblea Nacional de Venezuela prepararon el terreno para que Hugo Chávez no encontrara mucha oposición entre los nuevos parlamentarios que este miércoles 5 de enero asumen sus cargos que mantendrán –si no hay ninguna sorpresa– hasta la misma fecha del año 2016.
El gran favor que la bancada chavista le ha dejado al bolivariano es una serie de leyes que, entre otras cosas, vuelve a amenazar la débil libertad de expresión en Venezuela. Entre ellas está la Reforma de Ley de Responsabilidad en Radio y Televisión, más conocida como la Ley Resorte y que fue modificada para regular el uso de internet tal y como ocurre en países como Cuba, Irán, China o Corea del Norte. Pero la que más ha sonado es la Ley Habilitante, que da a Chávez poderes especiales para legislar sin control legislativo durante 18 meses. La gran excusa era tener capacidad de movimiento ante la emergencia por las lluvias caídas en el país. No obstante, también le permite legislar en nueve ámbitos adicionales.
No acaba ahí la cosa: los chavistas también aprobaron la Ley de Telecomunicaciones, destinada claramente a eliminar del mapa a Globovisión, la Ley de Educación Universitaria, que acaba con la autonomía de esas casas de estudio y que generó varias protestas -reprimidas por la policía-, y finalmente la Reforma de la Ley de Bancos, una iniciativa que señala que las entidades "serán de utilidad pública" y en la que no se contempla la aprobación parlamentaria en el caso de que el Gobierno decide estatizarlos. Es decir, una serie de leyes que permitirán a Chávez gobernar a su antojo sin que los congresistas planteen algún problema.
La oposición entra a la Asamblea
La nueva la Asamblea Nacional está compuesta por 165 escaños, 98 de los cuales están destinados al PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), es decir a los chavistas, 65 al grupo Unidad Nacional, también denominada Mesa de la Unidad Democrática e integrada por la oposición, y dos al PPT (Patria para Todos), un pequeño partido compuesto por antiguos sindicalistas. Una composición poco deseada por Chávez y sus seguidores sobre todo porque en los últimos años la oposición estuvo ausente de la asamblea por decisión propia.
Con este panorama, muchos expertos creen que en el próximo año y medio (es decir mientras pasan los 18 meses de los poderes especiales) Chávez no tendrá muchos problemas para gobernar. No hay que olvidar tampoco que en noviembre de 2012 se celebran las presidenciales, por lo que sólo en junio de 2012, la oposición en la Asamblea podrá ejercer presión ante las decisiones del bolivariano.
Uno de los que es pesimista ante este Parlamento es Edgard Gutiérrez. En declaraciones al diario Tal Cual, este politólogo cree que será muy difícil legislar "a menos que pasen del chavismo hacia la oposición, pero para eso tuvo que haber ocurrido hechos políticos más trascendentes". Sin embargo, sí cree que "hay mucha cancha y posibilidad de acción" en el sentido de que los opositores pueden hacer públicos "muchos casos de corrupción para que sean investigados".
Por su parte, el profesor universitario y también politólogo Ricardo Sucre es algo más optimista: "Si con los 15 parlamentarios opositores muchas veces pusieron a la Asamblea a correr, con 67 se podrá tener mucho mayor peso". Además, cree que la clave para la oposición es "representar y diferenciarse" ya que deben "ser representantes de los sectores del país que los eligieron y llevar esa voz al Parlamento" y además presentar propuestas aunque estén concientes de que el oficialismo intentará cortar cualquiera de sus iniciativas.