El País publicó el viernes por la noche, la víspera del Comité Federal, una entrevista al presidente en la que alude a la sucesión aunque sin desvelar ninguna incógnita. Quizás la frase que más evidencie ese juego a mantener la intriga sea la primera de la entrevista. "No voy a anunciar lo que voy a anunciar o no voy a anunciar", dice cuando le pregunta Vicente Jiménez si revelará por fin si se presenta o no en 2012.
"Está pensado, está todo pensado, pero no voy a hacer ningún comentario", insiste antes de defender su puesto y su trayectoria: "Como líder del PSOE he tenido y tengo un apoyo impresionante de mis compañeros". "Sé que la responsabilidad que tengo. Sé que mi responsabilidad es hacer lo mejor para España y para el PSOE. Y como pienso que en esa tarea (...) tengo una cierta hoja de servicios, con toda modestia lo digo, sé cómo tengo que hacer las cosas y cuándo", apunta.
El periodista le pregunta entonces por el lastre que muchos ven en la marca ZP. Él lo admite y dice que lo asume "con deportividad". Pero vaticina que el 22-M no será tan aciago como dicen las encuestas: "Nos irá mejor de lo que se está diciendo. El PSOE, cuando se pone las pilas, es un competidor nato". Añade, en alusión al PP, que "los que han intentado sacar al PSOE, borrarle del mapa, también van a tener una respuesta".
La culpa de los rumores y especulaciones, la tienen, en todo caso, los periodistas, según la visión de Zapatero. "Es que vosotros no paráis de preguntar", se queja. Quien alentó el debate en la copa navideña pide ahora que se afronten estos hechos "con normalidad, con ironía" y "con cierta distancia". Él, mientras, no se piensa esconder, según le cuenta al periodista de El País. Pese a que apenas se le ha visto en campaña, afirma que su participación va a ser "igual o parecida" a la de otros comicios y que en ella va a explicar "por qué hemos salido de la crisis".
Y es que Zapatero, que en esto no cambia, afirma que la recesión es cosa del pasado. "Estamos ya en crecimiento positivo", afirma, para añadir que estamos "cerca del termómetro final, que es crear empleo. Estamos cerca, muy cerca".
En la parte relativa a la economía de la entrevista repite sus viejas consignas –"la crisis tiene su origen en EEUU"- y celebra la actuación de España y de la UE. Descarta rescates, lanza poco veladas críticas a las reticencias de Merkel y defiende sus recortes. Él ve coherencia en sus medidas: "No hay un proyecto que pueda llamarse de izquierdas que no apueste por una economía competitiva".
Preguntado sobre las nucleares, insiste en su intención de cerrarlas "cuando agoten su vida útil", pero no están los excesos de antaño: "Energía nuclear mientras sea imprescindible. Si es prescindible, la energía nuclear no es necesaria, no es conveniente".
También habla de política exterior con la guerra de Libia de fondo. Tras revelar que Felipe González "está asesorando" a los políticos en Túnez para la transición, defiende el papel que, dice, sigue jugando en la zona su Alianza de Civilizaciones. Sobre el conflicto bélico en el que ha embarcado a España, celebra que "no ha habido víctimas civiles", un día después de que El Vaticano denunciara la muerte de 40 civiles en un bombardeo aliado.