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Correa utiliza el acto con Rajoy para llamar "fanático" a su hermano

Correa se hizo notar en La Moncloa, como así temía el Ejecutivo. Atizó a su hermano, sacó el tema de las Malvinas y defendió su trato a la prensa.

Rafael Correa es unos de esos invitados a los que tienes que recibir pero de cuyo encuentro tampoco haces mucha publicidad. El Gobierno admite que, si bien las relaciones bilaterales no son problemáticas, si que existe preocupación por “la deriva” de Ecuador, alineado con Cuba y Venezuela. “No es un aliado estratégico en Iberoamérica”, confirman fuentes del Ministerio de Exteriores, a pesar de que fue el primer invitado de esta región del mundo a La Moncloa.

Desde el inicio se hizo notar. Primero, adulando a España como nunca antes lo había hecho otro mandatario pero, principalmente, en el turno de preguntas. El primer ataque, dirigido a su hermano Fabricio, que anunció su intención de presentarse a las elecciones ecuatorianas: “Es un fanático” con “graves indicios de desequilibrio”, aseguró, mientras Mariano Rajoy le escuchaba en silencio. También le acusó de estar envuelto en “contratos ilegales”.

El segundo punto polémico sí que afecta a España, en tanto en cuanto será la sede de la próxima cumbre iberoamericana, que se celebrará en Cádiz. Según dijo, habría que abordar “el tema de las Malvinas”, que enfrenta a Argentina con Reino Unido. El presidente español volvió a guardar silencio.

Correa aún dio un estoque más, en esta ocasión sobre la cuestionada libertad de prensa en Ecuador. “Existe una absoluta libertad de expresión”, tan en su opinión que muchas de las cosas que en Ecuador se publican “no se tolerarían en España”. “Para los excesos, los abusos, de esa libertad de expresión están las leyes”, espetó, en relación a esa mordaza que denuncian tanto los medios como muy diversas organizaciones internacionales.

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