La palabra "rescate" resonó con fuerza en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. En voz de los tres miembros de la oposición que tuvieron opción de interpelar al presidente en la sesión de control, pero en ningún caso la pronunció miembro alguno del gabinete gubernamental. Ni mucho menos cedió a la presión Mariano Rajoy, que en su día rechazó debates "nominativos" para insistir en "lo importante", que a su juicio pasa por incidir en que el préstamo es muy ventajoso para el país y supondrá la confirmación de que el sistema financiero español está fuera de toda duda.
El presidente no pudo vender en su exposición un escenario más relajado en los mercados, con la primera de riesgo en escalada y la Bolsa teñida de rojo, pero no modificó un ápice su discurso. En su opinión, el país ha tomado la senda correcta, aunque los indicadores económicos sigan siendo paupérrimos.
"Soy el presidente del Gobierno de España. Me he encontrado con la situación que me he encontrado y voy a tomar las decisiones necesarias para recuperar el crecimiento", aseguró Rajoy, en respuesta a Alfredo Pérez Rubalcaba, que le instaba a dar a conocer la letra pequeña de la ayuda financiera. El jefe del Ejecutivo rechazó los golpes parlamentarios yendo a su libro, y evitando salirse de los márgenes que él mismo se había marcado: recordar que muchos países del entorno también han auxiliado a sus entidades, que se hizo mucho antes -dardo envenenado dirigido a la bancada del PSOE- y que el Gobierno tiene un plan y lo está ejecutando.
En un tono monocorde y de perfil bajo que se está convirtiendo en habitual, el líder de la oposición le reclamó una comisión de investigación sobre el rescate y advirtió de los ciudadanos "no pueden pagar" las consecuencias del rescate. La segunda idea volvió a centrarse en el crecimiento y a las políticas de estímulo a la Economía que el líder del PSOE pide adoptar en Europa. "Estamos recortando por encima de nuestras posibilidades y eso es de lo que hay que hablar en Europa", le dijo al jefe del Ejecutivo.
En cuanto al fondo, Rajoy expuso con meridiana claridad que "España no tiene esos 100.000 millones de euros" que las instituciones europeas prestan para recapitalizar a las entidades con problemas. Es "imposible" emitir deuda por dicha cantidad, remachó. Simple y llanamente. Y de ahí que llamara a remar en la misma dirección y "celebrar que nuestros socios de la UE nos hayan ayudado". Sobre si la administración tendrá que asumir algún tipo de obligación, afirmó: "El crédito es a la banca y lo va a pagar la banca".
Solo se permitió una licencia especial con Rosa Díez, cuyos rifirrafes cada semana van a más en tensión. La portavoz de Unión Progreso y Democracia le equiparó a José Luis Rodríguez Zapatero cuando éste no quiso utilizar la palabra "crisis" y le dijo: "Repita conmigo, R-e-s-c-a-t-e". El presidente respondió enojado: "No me acuerdo de lo que dijo -a Zapatero- porque no estoy tan pendiente de usted, con absoluta franqueza".