(Libertad Digital) El recurso de la Fiscalía, presentado por Jesús Cardenal este sábado al mediodía, pide al máximo órgano de gobierno de los jueces que suspenda el acuerdo del presidente del TSJ del País Vasco, Manuel Zorrilla, por el que nombra nuevos jueces para la Sala de la Discordia que debe decidir la admisión de la querella contra Atutxa por desobediencia. La Comisión Permanente del Consejo se reunirá de urgencia este lunes para decidir si debe anular la reunión que el TSJPV tiene prevista ese día, según publica el diario "El Mundo". La “Sala de Discordia” tenía previsto estudiar la querella contra Juan María Atutxa (PNV), Gorka Knörr (EA) y Kontxi Bilbao (IU) por haber desobedecido la orden del Tribunal Supremo y no haber ejecutado la disolución del Grupo parlamentario de Sozialista Abertzaleak, consecuencia inmediata de la ilegalización de Batasuna, a partir del lunes.
La Fiscalía quiere aprovechar la suspensión de la reunión para comprobar si el presidente del tribunal autonómico ha seleccionado conforme a los criterios legales a los magistrados que se pronunciarán sobre la admisión o no de la querella promovida por la propia fiscalía contra el presidente del Parlamento vasco y otros dos miembros de la Mesa de la Cámara vasca. En el recurso, el fiscal propugna la nulidad de la decisión del presidente del TSJPV de conformar una Sala de Discordia con los magistrados más antiguos del tribunal, Enrique Torres y Manuel Díaz de Rábago, y con la magistrada más moderna, María Abelleira, además de los cuatro integrantes de la Sala de lo Civil y de lo Penal, cuyos integrantes empataron a dos votos la semana pasada y no pudieron decidir la admisión o no de la querella.
Según publicó este sábado el diario “ABC”, las relaciones entre el presidente del TSJPV, Manuel Zorrilla, contrario a la admisión de la querella, con el dirigente del PNV, Emilio Olabarría, levantaron las sospechas a la hora de la composición de la nueva Sala de decisión (Sala de la Discordia). Tras la fractura de la Sala en dos bandos: su presidente, Manuel Zorrilla, y la magistrada Nekane Bolado son contrarios a la admisión a trámite de la querella; los magistrados Antonio García y Roberto Sáiz creen que debe investigarse por qué Atutxa se resiste a cumplir el mandato del Tribunal Supremo, la solución adoptada por el Tribunal es la que establece la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) en su artículo 262, consistente en incorporar otros magistrados que permitan romper el “empate”. Y es aquí donde salen los problemas.
La Fiscalía quiere aprovechar la suspensión de la reunión para comprobar si el presidente del tribunal autonómico ha seleccionado conforme a los criterios legales a los magistrados que se pronunciarán sobre la admisión o no de la querella promovida por la propia fiscalía contra el presidente del Parlamento vasco y otros dos miembros de la Mesa de la Cámara vasca. En el recurso, el fiscal propugna la nulidad de la decisión del presidente del TSJPV de conformar una Sala de Discordia con los magistrados más antiguos del tribunal, Enrique Torres y Manuel Díaz de Rábago, y con la magistrada más moderna, María Abelleira, además de los cuatro integrantes de la Sala de lo Civil y de lo Penal, cuyos integrantes empataron a dos votos la semana pasada y no pudieron decidir la admisión o no de la querella.
Según publicó este sábado el diario “ABC”, las relaciones entre el presidente del TSJPV, Manuel Zorrilla, contrario a la admisión de la querella, con el dirigente del PNV, Emilio Olabarría, levantaron las sospechas a la hora de la composición de la nueva Sala de decisión (Sala de la Discordia). Tras la fractura de la Sala en dos bandos: su presidente, Manuel Zorrilla, y la magistrada Nekane Bolado son contrarios a la admisión a trámite de la querella; los magistrados Antonio García y Roberto Sáiz creen que debe investigarse por qué Atutxa se resiste a cumplir el mandato del Tribunal Supremo, la solución adoptada por el Tribunal es la que establece la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) en su artículo 262, consistente en incorporar otros magistrados que permitan romper el “empate”. Y es aquí donde salen los problemas.