En tiempos de las bárbaras naciones, colgaban en las cruces a los ladrones, mas hoy, en el siglo de las luces, del pecho del ladrón cuelgan las cruces.
Te sienta como un guante, prevaricador, más que presunto.
Y se lo darán con el beneplácito del Gobierno que, además, se encargará de fomentar el bulo, la patraña de que lo suspenden por querer enjuiciar al franquismo, y no por haberse saltado a la torera la ley.
De nuevo, la Leyenda Negra. De nuevo desde España.
Salimos de aquella. Saldremos de esta.
A ese Instituto francés sólo le pido una cosa: ¡Quédenselo para siempre!