Esta salida se veía venir. Cuesta tan poco condenar la violencia, así, genéricamente, que no es impedimento alguno para, efectuando la reserva mental del "por imperativo legal", conseguir la participación, posiblemente el escaño, y con él el altavoz y el dinero para financiar otras actividades, que cuando no queda más remedio se hace.
Recuerdo la época en que los diputados electos del HB, capitaneados por el torero frustrado Jon Idígoras se negaban a jurar lealtad a la Constitución. Cuando vieron que si no juraban no cobraban, alteraron la fórmula del juramento o promesa, para añadir "por imperativo legal". Y así, al ser axhortados para prestar el juramento (o promesa), respondían "Si, juro (prometo) por imperativo legal".
Y el Tribunal Constitucioal no vio en ello nada malo. Oiga, como se lo digo. Tragó con la fórmula, Y seguimos con el trágala; y si no, ya verán con el Estatuto de Cataluña... ya veran.