Al final del aznarato, el gran artífice de la patochada de la autonomías, más conocido por Pujol, estaba ya recogiendo sus cosas para retirarse de la política activa y dejar de seguir enredando. Era el momento de continuar una acción de gobierno de cauta pero firme renacionalización del país. Pero los partidos encargados de realizar esa tarea se quedaron en manos de un pánfilo y un caradura. ¿Por qué tenemos que tener tan mala suerte?
Las ratas del flautista de Rodiezmo le están viendo las orejas al raticida.
Se le están rebelando los enanos a ZP. Este circo acabará mal, pues la carpa, al caer, nos sepultará a todos.