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Pilar Giménez Reyna dice que Camacho le "encasquetó" la presidencia de Gescartera

La ex presidenta de Gescartera Pilar Giménez Reyna, para la que el fiscal pide ocho años de cárcel, indicó hoy que el principal imputado del caso, Antonio Camacho, le "encasquetó" la presidencia de la agencia de valores y que se enteró de que faltaba dinero en la intervención del 14 de junio de 2001.

LD (EFE) A preguntas del fiscal, Giménez-Reyna negó que Camacho le eligiese para este cargo por ser hermana de Enrique Giménez-Reyna, ex secretario de Estado de Hacienda, y que sólo lo aceptó, tras "mucho insistir", por la "confianza" y el "cariño" hacia el propietario de Gescartera, con quien había coincidido en la compañía Gaesco.

"Yo le dije: no quiero poderes y no me importa ser un objeto de decoración", reconoció Pilar Giménez Reyna, quien dejó claro que, para ella, después de conseguir múltiples inversores para Gescartera como la ONCE y muchas instituciones religiosas, la intervención de la agencia de valores ha sido una "hecatombe" y una "tara" en su vida.

"Incluso desee que mi madre muriese" para que no tuviese que presenciar ahora el juicio oral, señaló Giménez-Reyna, antes de afirmar que su madre falleció en junio del 2006 y "bendito sea Dios que no puede verlo".

También reconoció que la relación con su hermano Enrique ahora no es buena y que la comida que mantuvieron ellos dos, Antonio Camacho, la ex presidenta de la CNMV en 2001, Pilar Valiente, y el responsable del organismo supervisor Antonio Botella fue "intrascendente" y "protocolaria", ya que no se resolvió ningún aspecto sobre los clientes ni los fondos de Gescartera y sólo se habló de la transformación de la sociedad en agencia de valores.

En otro momento de la declaración, la ex presidenta de Gescartera señaló que no sabía nada de los cheques falsos por 24 millones de euros (4.000 millones de pesetas), que pararon un expediente de la CNMV en 1999, ni del agujero patrimonial que intentaba tapar la sociedad instrumental "Martin Investments" en 2001, poco antes de la intervención.

Giménez Reyna limitó sus funciones en Gescartera a la comercial para captar clientes y dejó claro que "Camacho hacía y deshacía sobre los fondos", ya que era "el dueño de la casa", quien tenía que dar cuenta de las inversiones de los clientes y lograba que las rentabilidades llegasen en algunos años al 12 y el 13 por ciento.

"Desde 1990, Camacho me pareció una persona honrada, mi confianza fue absoluta con él y, hasta el día 14 de junio de 2001, nunca he tenido una mínima duda de que estaba en una casa honrada y no en una cueva de ladrones; no pensé nunca que faltaba dinero", señaló la acusada de apropiación indebida.

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