LD (EFE) Este jueves ha aterrizado el avión en el que viajaba la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto aterrizó a las 13.45 horas locales en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán, país al que regresa tras casi nueve años de exilio. La esperan decenas de miles de seguidores para darle la bienvenida, llegó en un vuelo de la compañía "Emirates" procedente de Dubai, donde ha pasado, junto a Londres, su temporada en el exilio.
La ex primera ministra ha viajado a su ciudad natal acompañada de varios familiares, entre ellos su hermana, y amigos, aunque no de su marido ni sus hijos. Poco antes de embarcar, Bhutto afirmó que "creo en los milagros, y mi regreso a casa es un milagro".
La ex mandataria regresa a Pakistán tras alcanzar un acuerdo con el presidente, Pervez Musharraf, que supone el cierre de los casos que tenía abiertos por presunta corrupción durante sus mandatos. Su vuelta se produce en medio de la euforia de decenas de miles de personas congregadas en Karachi, la capital del estado de Sindh, que el jueves amaneció llena de carteles y fotos con la imagen de la ex primera ministra para darle la bienvenida.
La acogida a Bhutto es, según algunos testigos, menos multitudinaria que la que se le dio en 1986, cuando regresó de su primer exilio y un millón de personas se congregó en Lahore (este) para recibirla.
Ante la llegada de la líder del PPP, el Gobierno ha desplegado en Karachi y sus alrededores a veinte mil miembros de las fuerzas de seguridad -incluidos francotiradores-, de los que unos 3.500 están especialmente estuvieron encargados de dar escolta policial a Bhutto en su recorrido desde el aeropuerto hasta la ciudad.
La ex mandataria ha recibido amenazas de los líderes tribales de la conflictiva región de Waziristán, además de otros grupos terroristas relacionados con Al-Qaeda, por lo que el Departamento del Interior de Karachi ha extremado la vigilancia para evitar cualquier atentado.
La ex mandataria regresa a Pakistán tras alcanzar un acuerdo con el presidente, Pervez Musharraf, que supone el cierre de los casos que tenía abiertos por presunta corrupción durante sus mandatos. Su vuelta se produce en medio de la euforia de decenas de miles de personas congregadas en Karachi, la capital del estado de Sindh, que el jueves amaneció llena de carteles y fotos con la imagen de la ex primera ministra para darle la bienvenida.
La acogida a Bhutto es, según algunos testigos, menos multitudinaria que la que se le dio en 1986, cuando regresó de su primer exilio y un millón de personas se congregó en Lahore (este) para recibirla.
Ante la llegada de la líder del PPP, el Gobierno ha desplegado en Karachi y sus alrededores a veinte mil miembros de las fuerzas de seguridad -incluidos francotiradores-, de los que unos 3.500 están especialmente estuvieron encargados de dar escolta policial a Bhutto en su recorrido desde el aeropuerto hasta la ciudad.
La ex mandataria ha recibido amenazas de los líderes tribales de la conflictiva región de Waziristán, además de otros grupos terroristas relacionados con Al-Qaeda, por lo que el Departamento del Interior de Karachi ha extremado la vigilancia para evitar cualquier atentado.