El vicepresidente Al Gore tiene fama de tenaz y su actitud ante las elecciones justifica esta fama. Además de exigir un recuento, ahora amenaza con llevar su caso ante los tribunales, pues considera que el diseño de una papeleta indujo a error a los electores que votaron por el conservador Pat Buchanan cuando pensaban que lo hacían por Gore.
Después de haberse anunciado que George Bush es el nuevo presidente de Estados Unidos, el país no sabe aún quién ocupará la Casa Blanca el próximo mes de enero y podría tener que esperar varios días, hasta que lleguen los votos depositados por correo y enviados desde el extranjero, en que Bush confía porque en 1996 favorecieron al republicano Bob Dole, un candidato más débil que él.
En cualquier caso, los dos candidatos presidenciales quedaron aún más igualados de lo que las encuestas preveían y si Bush parece haber ganado por un margen mínimo del colegio electoral, Gore le gana por el total de votos, exactamente al contrario de lo que muchos pronosticaban y muy cerca de un empate.
Empate también en las elecciones legislativas. En ambas cámaras del Congreso los dos partidos obtuvieron casi el mismo número de votos y la Cámara de Representantes tiene una mayoría republicana todavía menor que antes, mientras que en el Senado la mayoría republicana es tan mínima que los demócratas miran con codicia los dos escaños que dos de sus colegas más ancianos pueden dejar vacantes en cualquier momento por razones biológicas.
Además, en el Senado ha ganado un fantasma, porque Missouri eligió como senador a un muerto, el gobernador demócrata del estado, fallecido en accidente hace pocas semanas y cuya viuda asumirá el cargo "porque es lo que mi marido habría querido". El rival derrotado, quien lamentó durante la campaña que tenía las manos atadas pues no podía atacar ni a un muerto ni a su enlutada esposa, promete llevar el caso a los tribunales, ya que las leyes exigen que los candidatos sean residentes del estado y difícilmente pueden "residir" en el cementerio.
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