Mientras los asesores de George W. Bush y de Al Gore emplean a más y más abogados para atender la proliferación de querellas ante diferentes instancias y jurisdicciones, los candidatos han abierto un nuevo frente de relaciones públicas para mejorar su imagen ante el electorado.
Al Gore se apuntó un tanto el miércoles por la noche al aparecer en las pantallas de televisión a la hora de máxima audiencia con una propuesta para su rival Bush, al que ofreció retirar las demandas judiciales si Bush acepta la estrategia de Gore y sugirió dos "cumbres" de los aspirantes presidenciales para "mejorar el diálogo" y conseguir la unión del país después de declarar al vencedor.
Es evidente que Gore cultivaba más la imagen que la cooperación con Bush, quien podía sentirse molesto porque la oferta llegó a través de las televisiones y no directamente, utilizando las excelentes comunicaciones de que disponen ambos.
Bush se vio obligado a responder por la misma vía horas más tarde, pero este jueves intentó apuntarse otro tanto al anunciar que renunciaba al recuento de Iowa, donde perdió por el 0.3% en marcada diferencia con el empecinamiento de Gore por recontar al infinito hasta conseguir las cifras convenientes.
Más sorprendente fue la posición de los abogados de Bush ante el Supremo de la Florida, exigiendo que se mantenga el plazo ya cerrado para presentar resultados electorales: los distritos que pidieron la extensión no ejercieron suficiente diligencia para tener el recuento manual y es culpa de ellos si no han acabado. Los abogados de Gore quedaron atónitos ante el argumento, toda vez que fue el campo de Bush quien intentó bloquear el recuento y son los principales responsables del retraso.
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