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Ignacio Villa

La herida sangra

La utilización que ha hecho el PNV del ex-presidente italiano Francesco Cossiga, es una demostración clara de la incómoda situación en la que viven los nacionalistas vascos. Detrás de ese rostro duro e infranqueable de Ibarretxe, detrás de las declaraciones extraterrestres de Arzalluz, o detrás de las actitudes inexplicables de Egibar; se percibe una situación límite.

Situación límite por falta de identidad política, por el esquizofrénico mensaje y, sobre todo, por la desaparición de la escena internacional. El PNV ya no existe ni en el PPE, ni en la Internacional de la Democracia Cristiana. El PNV, cada vez que en alguna esquina del mundo se condena el terrorismo etarra, recibe esa condena como un jirón en su trayectoria. El PNV se siente solo, y aunque externamente lo intenta disimular, la situación es cada vez más insostenible.

Esta carta de Cossiga, intentando devolver a los nacionalistas vascos al escenario internacional, muestra la desesperación real e interna en la que vive el PNV. Por cierto -no nos engañemos- Cossiga se ha dejado utilizar conscientemente, y es que su nombre ha sonado más de una vez como un personaje de diálogo para la crisis del País Vasco.

Lo cierto es que la herida sangra, y cada vez más. Detrás de la cortina, la crisis del PNV es una realidad.