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Ignacio Villa

Incombustible Fraga

Otra vez Fraga. Manuel Fraga ha roto todas las previsiones. Ha puesto “patas arriba” todo diseño de renovación del PP. Con él no valen las reglas generales, y ahora se ha vuelto a confirmar. “Don Manuel” se presenta, otra vez, a las próximas elecciones autonómicas, y aquí nadie se mueve.

Fraga se retiró a Galicia en el año 90, después de nombrar sucesor a José María Aznar. Un gesto que, entonces y ahora, hay que valorar positivamente por su generosidad y también por la visión política de la decisión. Diez años después, y bien acomodado en Galicia, “Don Manuel” dice que hay que seguir contando con él.

Desde luego, de las próximas elecciones se puede esperar cualquier cosa. Desde el PP insisten en que Fraga renueva una mayoría suficiente para gobernar; desde el PSOE se sugiere un gobierno de coalición con el BNG. Pero la cuestión, ahora, no es esa. La pregunta es otra muy distinta. Y después de Fraga: ¿qué?

Ese es el gran dilema. La prolongada presencia de Fraga al frente de la Xunta de Galicia bien puede ser una trampa en el tiempo. En Galicia, todo es Fraga. “Don Manuel” lo llena todo, y eso es un inconveniente. La tierra se quema y se convierte en estéril. “Don Manuel” sigue. Eso parece inevitable, ni el propio José María Aznar tiene autoridad moral para negar ese deseo. Pero, la realidad es que la continuidad de Fraga impide el camino de la renovación y deja en el aire la necesidad de una sucesión organizada.

Galicia es un feudo de los populares desde hace años. Pero, en política, los feudos no son eternos. El PP no debería pensar que Galicia es un territorio en propiedad.

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