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Luis Pazos

Indígenas y zapatistas

Una cosa son las necesidades y aspiraciones de los indígenas y otra la agenda política del EZLN. No hay una raza indígena, sino diversas etnias, cuyo único factor común es su atraso y aislamiento. Ninguno de los indígenas con los que platiqué quería conservar sus costumbres ancestrales, sino progresar e integrarse a la sociedad moderna. Su preocupación es contar con carreteras, escuelas, hospitales, trabajo y agua. En ninguna de esas comunidades me expresaron deseos de formar municipios autónomos o de la promulgación de una ley indígena.

El 99% de las peticiones del grupo político denominado EZLN no coincide con las preocupaciones y aspiraciones de los indígenas, pues los dirigentes zapatistas no son indígenas, sino universitarios citadinos, pequeños burgueses, algunos extranjeros, con una concepción de la sociedad marxista-leninista o maoísta, que nada tiene que ver con la cultura y aspiraciones de los indígenas mexicanos.

El saldo de la presencia del EZLN en Chiapas ha sido negativo para los indígenas: odios, enfrentamientos, desplazamientos, menos inversión y menos turismo. Si bien se han reunido multitudes de grupos radicales y curiosos para ver pasar a los zapatistas, como a un circo, los indígenas no han recibido ningún beneficio de todo ese "show", organizado por la izquierda radical con el beneplácito del gobierno.

Somos partidarios del diálogo y de que todos los grupos políticos sean escuchados, pero bajo las mismas reglas, sin amenazas de no firmar la paz de una guerra inexistente. Que se escuche a Marcos en el Congreso como a cualquier otro grupo, sin privilegios y sin romper los reglamentos internos de ese recinto parlamentario; pero no es conveniente que en aras de darle gusto a un pequeño grupo internacional de obsoletos activistas radicales se viole el orden jurídico y se aprueben leyes que contravengan la Constitución que en nada beneficiarán a los indígenas.

Si el EZLN, como cualquier otro grupo, entregan al Poder Legislativo un proyecto de ley indígena, que siga los mismos procedimientos de cualquier otra iniciativa. Y si ese grupo quiere continuar en el juego político, que se adhiera al PRD o forme un nuevo partido, pero no es posible que continúe con un pie en la democracia y otro en la violencia, y que a través de una máscara amenace con su guerra de internet a la vez que se presente como mártir y apóstol del diálogo y la paz.

© AIPE

Luis Pazos es director del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa de México.

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