Aunque no coincido totalmente con la forma en que el presidente Vicente Fox abordó la Reforma Fiscal y las relaciones con los zapatistas radicales del EZLN, reconozco que ha tenido el valor de "tomar al toro por los cuernos". Cambió la estrategia de posponer la solución a esos problemas.
La Reforma Fiscal es una política planteada por los gobiernos desde hace por lo menos diez años. La necesidad de mayores ingresos y de menores gastos gubernamentales es una realidad impostergable, si se quiere reducir estructuralmente la inflación y las tasas de interés. Es difícil aceptar pagar más impuestos abiertamente cuando todavía el gobierno no aumenta su eficiencia ni reduce sus gastos. Es importante plantear la reforma de tal manera que los ciudadanos perciban que van a pagar menores tasas de impuestos, aunque sobre más productos, pero en un esquema más simple, de mayor seguridad jurídica, de transparencia y eficiencia en el gasto, suprimiendo el impuesto oculto de la inflación vía déficit presupuestal.
Independientemente de que estemos de acuerdo con el proyecto de reforma fiscal que envíe Fox al poder legislativo, ha tenido el valor de enfrentar el problema y de no seguir engañando a la población, haciéndole creer que los altos gastos del gobierno no lo pagan con más impuestos, ocultándole que el gobierno los recolecta vía deuda o inflación.
El conflicto con el EZLN podía haberse dejado latente, apostando a su olvido, lo que habría supuesto mantener una bomba sin desactivar, que en cualquier momento podría explotar. Fox le ha dado todas las facilidades a ese grupo de radicales, nacionales y extranjeros, quienes ya no tienen excusas válidas ante la opinión pública para continuar con sus posiciones intransigentes y de teórica guerra, que aunque inexistente, todavía mete ruido en el extranjero y frena algo la inversión en el sureste de México.
Fox se ha empeñado en quitar todo obstáculo para llegar a un arreglo con los radicales. Su error es que no ha comprendido que esos señores no quieren el acuerdo, pues su "modus vivendi" es el desacuerdo y el conflicto permanente. Independientemente de cuál sea el desenlace de esos dos problemas, reforma fiscal y EZLN, reconozco que Fox no le ha dado la espalda a los problemas sino que los está enfrentando, como es la obligación de todo gobernante responsable que quiere sacar al país de la vieja práctica de dejar todo para mañana.
© AIPE
Luis Pazos es director del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa de México.
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