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Maite Cunchillos

La Mata-Hari de Eta

Heredó el apodo de “tigresa”. Vestía ropas caras, frecuentaba bares y discotecas de moda y cuentan que no tuvo inconveniente en dormir con el enemigo. El próximo día 9 será extraditada Idoya López Riaño, una de las mujeres de ETA que más ríos de sangre y de tinta han hecho derramar.

Probablemente muchos recordarán la fotografía que Interior distribuyó de esta mujer: eran los ojos azules más buscados de ETA. En aquella época, ella y sus compañeros del sangriento Comando Madrid se dedicaban a colocar coches bomba por la capital española. Durante el día, “la tigresa” se enfundaba una 9 milímetros parabellum. Durante la noche cuentan que cambiaba la pistola por unos elegantes tacones y trajes de calidad, que compraba en las buenas boutiques de Madrid.

Cuenta también la leyenda que a principios de los 80, cuando daba sus primeros pasos en ETA dentro del Comando OKER, la “tigresa” enamoró a un guardia civil de Inchaurrondo que tardó poco en caer rendido a sus pies. Y es que a Idoya o “Margarita” (ése era el nombre que aparecía en su falso carné de identidad) siempre le gustaron los hombres uniformados. A su paso por Barcelona cuentan que también mantuvo una estrecha amistad con un sargento de los cuarteles del Bruch. Dicen que el militar aún no se ha recuperado del susto desde aquel día que vio en el cuartel la foto de su ex amante: El cartel de Interior la señalaba como una de las terroristas más buscadas. Aquellas escapadas nocturnas de la “tigresa” provocaron el enfado de sus compañeros del piso franco de Barcelona: incluso trascendió a la prensa el malestar de Urrusolo Sistiaga por la poca disciplina de una compañera que les había salido un poco pendona.

En Madrid, Soares Gamboa y otros compañeros de comando también sufrieron las andanzas nocturnas de “la tigresa”. Matías Antolín cuenta en su libro “Agur, ETA” cómo López Riaño tuvo preocupados a sus compañeros por una falsa alarma de embarazo; Iñaki de Juana tuvo que bajar a la farmacia para comprar el aparatito de prueba de embarazo.

Del Comando Madrid, “la reina” (así la llama Soares Gamboa) pasó a Argelia. Allí también mantuvo un escarceo con un oriundo del lugar. Mientras ella simpatizaba con el argelino, sus compañeros de ETA estaban a punto de denunciar un secuestro.

Los ojos más azules de ETA vienen pronto a España. Aquí a la “tigresa” le esperan muchos uniformes. Esos que ella conoce muy bien. Y también le esperan muchas togas que le preguntarán por una veintena de asesinatos.

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